Memorias, diarios y crónicas

l\lEl\lOIUA 217 desertores que han disminuido cerca de una tercera parte al ejercito que saqué del Desaguadero, y cuando no fuese posible el enviarme estos indispensables refuerzos, también anuncié a V. E. que destina– se Plenipotenciarios de su entera confianza, si hallaba por conve– niente entrar en conferencia con Belgrano, para evadir todo riesgo, mientras asomase otro aspecto más satisfactorio, por la parte de Montevideo, y en defecto de uno y otro, se sirviese relevarme de este penoso mando, como tantas veces lo tengo solicitado, para no ser testigo ni víctima inútil de alguna catástrofe, que se puede experimentar en lo ulterior, aunque por ahora no esté al alcance de nuestra previsión. "V. E. se ha negado decisivamente a todo, diciendo en cuanto a lo primero, que no es posible enviar un solo soldado por faltarle los precisos para esa importante guarnición, y que se han circulado órdenes al Cuzco, Puno y Arequipa, para que recojan los desertores y los restituyan a este ejército con toda la demás fuerza que pudie– se juntarse; añadiendo en otro oficio separado de 25 del mismo diciembre que el total de fuerza que remití con mi oficio de 19 de noviembre anterior, era suficiente a conservar la sumisión de estas provincias, y contener al despreciable supuesto ejército de Belgrano siempre que se observe la prevención de tener a estos pueblos des– pojados de todo género de armas y caballos, fortificar en cada uno un edificio capaz para trescientos o cuatrocientos hombres de guar– nición, construir en Cobos una fortificación respetable para impedir invasiones contra Salta y Jujuy; registrar a todo transeúnte, para que no entren ni salgan con cartas, ni papeles sospechosos, y fijar un destacamento de cuatrocientos o quinientos hombres de caballe– ría e infantería en el borde del Río del Pasaje, al mando de un jefe acreditado, para contener toda tentativa de irrupción y hacer correrías de relámpago sobre el país enemigo, para ahuyentarlos con alarmas. "Ese superior Gobierno tiene su solio muy distante de los te– rritorios extensivos, que puede cruzar el enemigo para incomodar– nos, y por falta de mapas topográficos, se ha ocultado a sus cono– cimientos los que tengo yo por los conocedores del país, y en mi.tcha parte por mi propia experiencia desde que estoy viviendo sobre el campo de operaciones. Como General de este Ejército hubiera remitido ya a la aprobación de V. E. mis planes ajustados a las indicadas prevenciones, pero no las encuentro practicables por las razones fundadísimas, que en la parte que le comprende me re-

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