Memorias, diarios y crónicas

MEMORIA 219 vo grave que me obligó a suspender la fortificación de Santiago de Cotagaita, por dictamen del ingeniero D. Antonio María Alvarez Sotomayor, su fecha 2 y 4 de noviembre último, además de haber– se considerado inoficiosa por quedar practicable otros varios ciuce– ros, distantes del tiro de cañón y aun de la vista de los centinelas. Lo cual milita también con los dichos edificios, además de la cir– cunstancia que si han de salir fuera de ellos, para hacer su defensa activa, la tal fortificación sería inútil, y se han de acantonar aden– tro, sería más bien una red para su inexcusable presa sólo con sitiarlos y quitarles el agua por tres o cuatro días; no es menos lo que se rebajaría nuestra opinión, atribuyendo este resguardo militar a debilidad y a cobardía, sin contar con el gravísimo inconveniente de que habiendo de evacuarse por nuestras tropas aquellos pueblos, los malvados que quisiesen tumultuarse, hallarían un asilo seguro donde hacer resistencia al Gobierno, sobre lo cual nos ha dado tes– timonios auténticos de imitación Bonaparte, demoliendo todas las fortificaciones de las Plazas interiores de su imperio. Yo lo presen– cié con las de Flandes y últimamente en Viena, y cuando sus Gene– rales en España han adoptado fortificar los conventos, V. E. sabe que ninguno de los refugiados en ellos, ha dejado de ser rendido en cuantas partes los han encontrado nuestros ejércitos, siendo bien re– ciente el ejemplo de Salamanca. "Pero todavía es mucho más innecesaria la fortificación de Cobos, según los reparos del Mayor General Tristán, pues no cerrán– dose en ese punto las comunicaciones con Salta y Jujuy desde el Río del Pasaje, los enemigos harían las invasiones y las retiradas que quisiesen, por otros distintos caminos, por los que podrán igualmente impedir el repliegue del destacamento, cortándoles el paso en diez y seis leguas de distancia. "Para aclarar estos conceptos demasiado concisos de Tristán, voy a explicar topográficamente la localidad del Río y sus d istintos vados a todos rumbos, sin necesidad de tomar el paso carretero para que bajo de una demostración incontestable quede convencido de que el tal destacamento en lugar de poder guardar la quietud de nuestras guarniciones, mas bien puede servir de presa muy fácil para el enemigo, y de un motivo de grave disgusto contra la reputación de nuestras tropas. "Desde luego si el Río del Pasaje no fuera practicable sino por un solo punto, donde se fijase el destacamento, sería muy útil el ocuparlo, aunque el temperamento fuese malo con la incomodidad

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