Memorias, diarios y crónicas

224 J OSE l\IANUEL DE COYENECHE mal y exacta la dirigí al Virrey en papel separado reservado dentro de mi carta confidencial, en el mismo correo que pasé el oficio No. 15: no puedo desentenderme en esta ocasión de que tan interesante análisis deje de hacer parte de la ilustración de V. M. y así lo acompaño con el No. 43: describe los fundamentales motivos que me obligaron a no confiar aquel cargo a Ramírez que carece de conocimientos para mandar en jefe, como la práctica me lo había enseñado según menuda y detalladamente lo verá V.M. en ese pa– pel retrato fiel de su verdadero carácter. No me acusó su recibo el Virrey pero de su mano salió para que a Ramírez se le enviase copia literal del asunto tan sagrado con el fin de hacerme odioso y que interrumpiese aquel jefe sus relaciones amistosas como ha suce– dido y admire V. M. la mala fe del Marqués de la Concordia en su calumnioso oficio de 14 de abril, que teniendo en su poder esta auténtica pieza de verdad y exactitud, no satisface con ella a V.M. y ocultando a su soberano conocimiento las causales legítimas que yo había depositado en sus manos y retenía dice "tenía separados a Ramírez y Picoaga por una rivalidad que no alcanzo": es esto proceder con justificación, imparcialidad y verdad cuando trataba de ilustrar a V.M.? Se atropellan las capciosidades, cada cláusula es un escollo de falsedades , y sólo se encuentra luz en cuanto hace relación, al intento de hacerse memorable con V.M., pero su edifi– cio le faltan bases, y así no sólo vienen a tierra los asertos del Virrey, sino la fe de su triste lenguaje. Jamás hubo motivo, el menor, de rivalidad en los dos jefes que cita y yo; esta palabra la inventó el Marqués de la Concordia por no verse obligado a acompañar a su oficio las causales tan sen– cillas y obvias que lleno de buena fe había depositado en su poder desde febrero para convencerlo del conocimiento práctico que tenía de cada uno de mis subordinados. Lejos de manifestar rivalidad ha– cia Ramírez no he cesado un momento de favorecerlo: le dí el Go– bierno Intendencia de La Paz, en que V.M. lo confirmó; lo propu– se para Brigadier y obtuvo sus Reales Despachos; le conferí la Presi– dencia de Charcas interina, cuando provisionalmente fue preciso proveer este destino, y el Virrey lo aprobó; y desde la Ciudad de La Plata informé a V. M. para que le confiriese la Sub-Inspección del Perú vacante por promoción del General D. Toribio de Montes a Quito. Buen modo de rivalizar, apareciendo constante agente del engrandecimiento de D. Juan Ramírez. Por lo que respecta a D. Francisco Picoaga, satisfago con docu-

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