Memorias, diarios y crónicas

228 JOSE J\(ANUEL DE COYENECHE sido la suerte del ejército de mi mando? Si Ramírez opinaba de este modo, sin ser el momento de abrazar tan despechado partido, que lo puse en ejecución, cuando la necesidad lo reclamó, por el inesperado suceso de la vanguardia, únase su dictamen a la crónica de sus cálculos militares, que yo no desisto del mío, de jamás ém– prender ni adelantar conquistas, sin dejar apoyadas y sostenidas mis espaldas. Yo hacía la guerra como General, y no como aventurero ni partidario: primero calculaba el modo de reponerme en la capri– chosa fortuna de la guerra que el conseguir el triunfo. Jamás Gene– ral alguno ha dejado de desairar la desgracia con planes de esta naturaleza, y por lo menos el que así obra hace a menos infelices, y su reputación conserva síntomas de aptitud. Finalmente, sostengo que no existe semejante oficial consulta, que la práctica militar de Ramírez no alcanza a estas combinaciones, y que mal podía yo confiarle el arduo empeño de adaptar sus planes cuando de antema– no tenía por escrito delineado ápice por ápice el concepto que cla– sifica la citada pieza justificativa adjunta No . 43. Prosigue y concluye el Virrey con la verdaderamente costosa cláusula a su reputación y verdad que dice "de la violenta evacua– ción de Potosí dejándose como sesenta mil pesos en las Cajas Rea– les y volando mucha parte de las municiones para esperar en Omro respuesta del humillante oficio que pasó al infiel Belgrano, como aquel punto, no ofrece ninguna ventaja para sostenerse infiero que continúe la retirada hasta el Desaguadero". Ciertamente que compadecida mi suerte tan indecorosa como calumniosamente ultrajada, por el artificioso orgullo del Virrey qui– so que su libelo se cerrase con el mal forjado testimonio de haber dejado sesenta mil pesos en las Cajas Nacionales de Potosí. Los que quedaron en ellas fueron doce pesos según aparece del certificado original No. 45 del Ministro contador de ellas D. José María Sán– chez Chaves que copiado a la letra dice "Certifico que habiéndose decretado por el General en Jefe del Ejército del Alto Perú, D. José Manuel de Goyeneche, la recolección de todos los fondos pú– blicos existentes en las oficinas de dicha Villa al tiempo de evacuar– la con el ejército de su mando, no había numerario alguno en Ja de mi cargo y si únicamente la escasa cantidad de doce pesos en plata sencilla, luida y macuquina estando en este estado desde algunos días antes, sin entrada alguna y teniendo que pedir suplementos a las del Real Banco y Casa de Moneda para sus más urgentes aten– ciones como consta de los mismos libros: y para que conste doy la

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