Memorias, diarios y crónicas

l\li:l\!ORJ \ en Buenos Aires la explosión del partido revolucionario que hallé en momentos de desplegar su proyecto de independencia. Las Presi– dencias de Charcas y Cuzco fueron objeto de mi solicitud, y así ~n ellas, como en todas las ciudades del Perú, hasta Lima, cimenté el amor a la España y aseguré el resultado heroico de nuestra gloriosa guerra, convidando a mi Patria a la más perfecta unión con la Me– trópoli. Si los Virreyes, Arzobispos, Obispos, Cabildos, Audiencias y Corporaciones hablasen, oirá V.M. de su propia confesión la acepta– ción honrosa de mi desempeño esforzado, obligación que me im– ponía tan ilimitada confianza. Retengo en mis manos sus oficios y grabadas en láminas de oro dedicadas por el entusiasmo de los pue– blos, las pruebas de mi lealtad y amor por la causa de V.M. dis– puesto a depositar en sus manos estos timbres de canonización de mis acciones que forman mi verdadera gloria. Hubiera regresado luego a presentarme con los incontestables documentos de mi desempeño, si los intereses de V.M. no me hubie– sen llevado a Presidente del Cuzco en circunstancias de que aquel punto céntrico del Perú era ya convidado al partido de la indepen– dencia por la revolución de la ciudad de La Paz, que proyectó de acuerdo con Buenos Aires y con anuencia tácita de las demás pro– vincias de aquel Virreinato, que aliadas de La Paz ofrecían unírsele a medida que aquélla aventajase en sus ensayos revolucionarios. Vuelo al Cuzco, busco en el amor de mis paisanos y en la predilec– ción que me manifestaron al recibirme de Comisionado, los recursos de su patriotismo y afecto, recluto gente, formo soldados y marcho para La Paz. La someto, arreglo, envío donativos a V.M., trastorno el plan de insurrección general, facilito al Virrey D. Baltasar de Cis– neros la subordinación de su distrito, apago la anarquía de Charcas, y entra a virtud de mis acciones militares el Presidente D. Vicente Nieto en posesión de su mando. Regreso al Cuzco y rompe Buenos Aires los diques de unión a nuestra Madre Patria, al mismo tiempo que llega el aviso del tras– torno de la Junta Central y de los progresos de nuestros invasores hasta el puerto de Santa María, y no por esto fluctúa mi amor al Rey: redoblo mis esfuerzos, conozco la crisis y prefiero mil veces morir en defensa de V. ~1. que ceder una línea a los juramentos de fidelidad constante que forman mi carácter. Solicito de nuevo el en– tusiasmo de los fidelísimos cuzqueños y arequipeños, los arranco de sus hogares, acaudillados de mis caricias y de la generosidad con que he distribuido entre ellos gran parte de mi patrimonio, los

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