Memorias, diarios y crónicas

250 JOAQUIN DE LA PEZUELA con sus avanzadas a 15 leguas de el de mi mando, constaba de 7 mil hombres todos armados de fusil, bien vestidos, instruidos, y en una disciplina sobresaliente, abundante de artillería, municiones y víveres, acabando de disponerse para venir a atacar al del Rey y convidando su General por proclamas a todos para que asistiesen a ver desaparecer al Ejército del Rey el día 24 de setiembre, que era el de Nuestra Señora de las Mercedes su Patrona y Generala elegida por tal, porque en el año anterior ganó Belgrano en su mismo día la Batalla de Tucumán, y después la de Salta que tantas desgracias acarrearon. 21.- En el ejército de mi mando organizado según se ve en el plan primitivo de batalla citado, había muchos oficiales espantadi– zos, desafectos a la causa del Rey, y contaminados por los sedicio– sos juramentados despedidos de quienes fue preciso irme deshacien– do políticamente porque de otro modo todo estaba para dar un estallido. 22.- El Intendente D. Antonio Zubiaga pidió su licencia al día siguiente de haberme encargado del mando. El Tesorero D. Tomás Aguirre, que yo había nombrado poco antes, hizo lo mismo, no por infidencia (pues eran muy acreditados) sino porque creían la desgracia del ejército infalible. Otros oficiales de los espantadizos, la pidieron y se la di con gusto y fui quedándome de esta manera con lo menos expuesto. Antes de mi llegada se habían separado el Auditor de Guerra Berriosabal, Oidor del Cuzco y todos los edeca– nes de mi antecesor. 23.- Tal era el estado en que recibí el ejército el 7 de agosto. Le pasé una revista general y todo el resto de este mes se ocupó en continuos ejercicios por batallones y el ponerle en el posible es– tado de disciplina, arreglar el armamento, el parque y municiones que había en abundancia. :\llis avanzadas estaban en Vilcapujio y Toropalca, diez leguas del Cuartel General de Ancacato por el cami– no real de Potosí. Salí a reconocer todo el terreno de ella y mi costado derecho por Condo, y asegurado de la necesidad de mudar el ejército a otra mejor posición. 24.- Salí de Ancacato para Vilcapujio el 6 de setiembre de 1813 y establecí allí el Cuartel General y las avanzadas hasta Lagu– nillas, empecé a maniobrar en grandes con las tres armas. El 11 supe que Belgrano salía de Potosí para atacarme, cercioreme el 12 y como no me convenía aventurar una acción con menos de la mi– tad de las fuerzas, pues apenas me habían quedado 3,200 hombres

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