Memorias, diarios y crónicas

DIARIO TOMADO EN l.IMA 251 por la continuada deserción, y esperaba 400 reclutas que habían salido de Azángaro el 8 de setiembre, resolví con maniobras y va– riación de posiciones distraer el enemigo y retardar la batalla, con este objeto. 25.- Salí de Vilcapujio para Condocondo el 12 de setiembre, y las avanzadas que estaban colocadas en el camino real de Potosí, las pasé al camino del Despoblado amenazando dirigirme por la espalda de aquella villa, para tomarla y caer sobre el enemigo por la suya. 26.- Belgrano llegó a Vilcapujio el 18 con su ejército, se halló con que el de mi mando estaba en Condo y varió todo su plan; pero una división de indios, cholos y mestizos en número de 2,000 a la orden del sanguinario Coronel Baltazar Cárdenas que tenía Bel– grano además de los 7 ,000 disciplinados de su ejército llegó el 22 por mi espalda al punto de Pequereque que se lo tenía prefijado antes de fa variación del plan. Recibió la orden nueva a la hora de su llegada, pero como yo había colocado en él al valiente Escua– drón de Partidarios, éste le atacó y derrotó completamente, matán– doles mucha gente y hubiera acabado con todos, sino porque la mucha nieve que caía, le impidió el perseguirlos, y le cerraba el camino para volverse. Se le cogió a Cárdenas su equipaje y papeles, y entre ellos el nuevo plan de Belgrano para atacarme en Condo el 4 de Octubre suponiendo que el 3 le debía de llegar otra División (de aumento a sus fuerzas) de 1,500 hombres montados de Cocha– bamba con 4 cañones a la orden del Coronel Cornelio Zelaya; supe que esta división estaba en marcha para unírsele, que con ella jun– taba más de 9,000 hombres, sin una considerable porción de indios armados de honda y macana, que pasaban de 4,000. Reflexioné que si lo esperaba en Condo se perdía la batalla probablemente y de consiguiente esta América del Sur. Que si me retiraba a Oruro era imposible, sin mulas de transporte conducir la artillería y municio– nes, y segura la disolución del ejército que estaba sin este motivo muy a pique, y habiéndome llegado el 27 los 400 reclutas de Azán– garo. En aquel mismo día se les empezó a enseñar a cargar y dispa– rar el fusil, se les continuó esta instrucción el 28 y 29, y habiendo hecho esparcir la voz, de que los enemigos no llegaban a 4,000 y que la mitad eran reclutas resuelvo atacarlos el l º de octubre sin indicar esta determinación a nadie hasta el 30 de setiembre de 1813 por la mañana que di orden a los jefes para salir con todo el ejército a las 12 del día por un camino de Cordillera de 5 leguas que sólo usaban las llamas, pasar en su altura la noche y caer sobre

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