Memorias, diarios y crónicas

262 JOAQUIN DE LA PEZUELA puede graduar nadie, sino el que lo experimenta, y conoce la cali– dad de la llama, que en llegando a echarse, primero muere a palos que levantarse, y sólo la flema del indio puede sufrir su torpeza. 48.- Los indios dirigidos y pagados diariamente por el cura Pobeda, llevaban sobre sus hombros los cañones y el carruaje y aunque se les trataba bien y se les daba de comer con tanto cuida– do como al soldado, era preciso llevarlos en la marcha, y tenerlos por los tránsitos, con una fuerte escolta y acompañarlos un soldado hasta para hacer sus necesidades porque de otra manera no hubiera quedado uno. 49 .- El 11 llegué con todo el ejército a la elevada montaña de Taquiri distante unas 3 leguas del ejército enemigo. Desde allá ob– servé su posición que era al fin de una llanura que se llama Ayohu– ma; detrás de un río que la atraviesa, y apoyado su costado dere_– cho a una áspera montaña, y su espalda a una suave elevación supe– rior aunque poco a la que ocupaba. Justamente se hallaba todo su ejército formado en este punto la misma tarde que yo llegué a Ta– quiri, y como su elevación permitía (casi a vista de pájaro) observar al enemigo, logré con mi anteojo instruirme menudamente de su posición; y hasta de sus fuerzas con corta diferencia. i\le impuse asimismo de la aspereza de una formidab le y larga cuesta de una legua que tenía que bajar para poner el ejército en la llanura de la localidad del terreno de ésta; profundidad del río que la atravesaba, igualmente que de la posibilidad de pasar algunas lomas que tenía esparcidas en las 2 leguas de su extensión para no dirigirme por el Camino Real por donde me esperaba el enemigo; y finalmente me informé por un indio único que se presentó, de que éste había abierto grandes zanjas y fosos por todo el frente de dicha su posi– ción; excepto por su costado izquierdo que estaba libre, y termina– ba en la llanura para desplegar en ella su numerosa caballería. Supe también que Belgrano había hecho una reunión de más de 4 o 6 mil indios armados de honda, flecha y macana, con destino de que le ayudasen en la batalla y persiguiesen nuestros dispersos, sin dar– les cuartel en caso de ganarla. 50.- El día siguiente 13 por la mañana volví a ratificar.me en las observaciones hechas el día anterior. Formé el plan de batalla y convocando por la tarde en la misma altura a mi segundo el i\laris– cal de Campo D. Juan Ramírez, al Mayor General Brigadier D. Miguel Tacón, a los Comandantes de Artillería e Ingenieros D. Casi– miro Valdez y D. Francisco Mendizábal; y a los cuerpos de línea y

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