Memorias, diarios y crónicas

266 J01\QUIN DE LA PEZUELA restos huyeron precipitadamente. El resto de mi Ejército unido con la artillería hizo su ataque de la manera más hermosa y valiente; y llegadas ambas líneas hasta la distancia de medio tiro de fusil, no pudieron los enemigos sufrir el estrago que las causaban ni el fuego de las tropas ligeras que les tomaron el flanco por aquella parte al principio, y ya que le hacían por la espalda. 57.- Esta última escena que duró un cuarto de hora destruyó a los enemigos; y con más de 600 hombres muertos; y acaso 1500 heridos huyeron precipitadamente pero como estaban tan inmedia– tos unos de otros; y a pesar de que no me hallaba con cien caba– llos útiles siguieron todas las tropas tras de ellos, por el único cami– no que les había quedado, que era el de Potosí; haciéndoles cuanto fuego era posible en su carrera, y acuchillándolos mi caballería de manera que se logró acabar con todo el ejército enemigo excepto con Belgrano y Díaz Vélez que anticipadamente se habían procu– rado poner en salvo; y como unos 500 hombres entre Caballería e Infantería que pudieron escapar después de la persecución que se les hizo por más de dos leguas de distancia. 58.- Era día del Triunfo de Nuestra Señora y Generala del Ejército 14 de noviembre y en él favoreció a las armas del Rey de una manera la más grande, que sólo esta Señora la puede alcanzar. 59.- No hubo oficial, soldado, ni tambor que se apartase de su puesto, ni que obrase con cobardía. Tampoco hubo el menor azar de aquellos que comunmente suceden en los primeros encuentros de un ejército con otro y obligan a variar el plan de ataque. El se verificó en todas sus partes según había explicado el día anterior a todos los jefes. 60.- Tan graves consecuencias traía la pérdida de esta batalla como la de Vilcapujio. Las provincias para su feliz resultado a las armas del Rey no habían variado de opinión, y su conducta era !a misma, si la batalla se pierde, se pierde también la América meri– dional del Sur. 61.- El 15 di parte al Excmo. Señor Virrey por mi edecán el Coronel D. Manuel Químper concedí algunas gracias particulares; y habiendo acordado una general de un Escudo a cuantos individuos de todas clases se hallaron en la batalla se varió por lo común que es esta distinción, y a solicitud de todo el Ejército en una medalla de la figura e inscripción que se ve al fin del plano de dicha batalla. 62.- Relación de los oficiales y Tropa de este Ejército Real

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