Memorias, diarios y crónicas

276 JO.\QUIN DI l..\ Pl"ZUELA testación se haHan en el apéndice del compendio de esta historia; así como los documentos que se citan. Belgrano sacó de Potosí cuanto pudo haber a las manos y arrancó de sus casas familias enteras que hizo conducir anticipada– mente al Tucumán; así como cuantas encontró en su tránsito, por no ser adictas a la causa de Buenos Aires. Lo mismo mandó ejecu– tar al intruso Gobernador de campo de la ciudad de La Plata; con tanto rigor que hubo Canónigo a quien llevaron con grillos y cade– nas, saqueando a todos estos infelices sus casas. Igual suerte iban a experimentar más de treinta señoras de Potosí a quienes tenía pre– sas en la cárcel y casa de Gobierno pero la rapidez con que cami– naron las tropas del Rey se lo impidió. A mi llegada a esta citada villa; y con arreglo a mis instruccio– nes había establecido ya el General Ramírez el orden y Tribunal de Purificación: pero siendo preciso que marchase inmediatamente a· continuar con el mando de la vanguardia nombré interinamente para Gobernador de ella y su Provincia al Mayor General del Ejérci– to el Brigadier D. :\ligue! Tacón, hasta que relevado Lombera de su Gobierno de La Plata por el Coronel D. José ~larquez a quien había confebdo este empleo, pudiese venir a tomar el mando de Potosí y dejar expedito a Tacón para continuar con las funciones de ~layor General. Verificado esto y arreglados en lo posible los diferentes ramos de administración pública, Banco y Casa Real de Moneda, salí de Potosí con mi Cuartel General el 3 1 de enero y llegué a Tupiza el l O de febrero. Las tropas ligeras que perseguían a Belgrano y reliquias de su ejército, consistían en los batallones de Partidarios y Cazadores, un escuadrón de Dragones y una compañía de Cazadores montados a la orden del Coronel D. Saturnino de Castro, que era un traidor encubierto, como se verá después, y éstas habiendo tenido algunos ligeros encuentros con la retaguardia de Belgrano entraron en J ujuy y Salta en fines de enero y primeros de febrero y mi segundo Ramírez el 29 de dicho mes de enero. Yo me detuve en Tupiza para arreglar la guerra que dejaba a la espalda; y reforzar el Ejército así que llegasen los reclutas de las Provincias del Perú que desde Ayohuma fue a buscar el General Picoaga: pero como esta medida no produjo fruto alguno sin em– bargo de mis instancias y clamores a los jefes de aquéllas, y Cabil– dos constitucionales (que eran entonces) por la oposición de éstos;

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