Memorias, diarios y crónicas

DI \RIO l'Ol\L\1)0 t: ' U l\L\ 277 la ninguna voluntad de los habitantes; y sobre todo por el deseo de independencia que casi los más tienen arraigado en lo íntimo de su alma me vi en la necesidad de echar mano de los hombres de los Partidos de Chichas, Cinti y Tarija, sin embargo de haber hecho ver la experiencia a mi anteceso r el señor Goyeneche que eran opuestos a la milicia, adictos a la criminal deserción, y con ninguna voluntad a ocuparse en la defensa de la causa del Rey pero no quedándome arbitrio para aumentar la fuerza de mi ej ército; y con la esperanza de que la disciplina y mayor cuidado sacase algún fruto de ellos, di la orden a los Jueces Subdelegados para la reunión, y remisión a Tupiza de mil hombres de dichos tres Partidos; con los cuales y sin embargo de haberse desertado la mitad en la marcha formé sirvien– do de base 200 ve teranos y o ficiales del Ejército, dos batallones, uno de Granaderos; y el otro de Fusileros, con el nombre de Bata– llón del General y habiendo accedido a las continuas solicitudes que desde sus depósitos de Oruro y Desaguadero me hicieron la mayor p arte de los prisioneros de Vilcapujio y Ayohuma para que los em– pleos de soldados en el Ejército protestando con juramento la fide– lidad al Rey se logró poner dichos dos batallones en la fuerza de 800 plazas. Instruidos regularmente dichos dos batallones; y arreglada la guerra que por Vallegrande debía hacerse contra Arenales, hasta to– mar a Santa Cruz, Mojos y Chiquitos con la división del Teniente Coronel D. J osé J oaquín Blanco, compuesta de 300 hombres de infantería, 150 de caballería y 4 piezas de artillería, así como la de la Laguna contra los dos caudillos Winaña Padilla, Cárdenas, Zárate y el rebelde indio Cumbay (dueño del valle de Ingre que se les había huido) por el Coronel D. Sebas tián de Venavente, y la divi– sión de su mando compuesta de 200 hombres de su Batallón; de dos compañías de caballería de 150 cada uno, de 80 llamada de decididos del pa ís, con un cañón; y arregladas las guarniciones en las capitales de las Provincias de mi espalda: mas siendo cada día más necesaria mi reunión en la vanguardia en Jujuy, como incesan– temente me la pedían los jefes de los cuerpos de ella, resolví eje– cutarla. Para dejar menos cuidados, atraer la voluntad de tantos infi– dentes, como había prófugos de sus casas temiendo la justicia del Tribunal de Purificación, y no pocos juzgándose en él, tenía deter– minado publica r un indulto general exceptuando sólo a las cabezas de gavilla, cuando llegó a mis manos una representación del Cabildo

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