Memorias, diarios y crónicas

280 JOAQUIN DE LA PEZUELA esto y aumentar la caballería para conseguirlo dispuse la formación de 1° y 2º Escuadrón de Cazadores con el pie de una compañía de este nombre que ya había y los soldados del Ejército que volun– tarios y jinetes pasaron al uso de esta arma. Dispuse asimismo que retirándose a Jujuy los pocos Dragones que habían quedado con su Comandante Castro de cuya conducta y fidelidad ya desconfiaba mucho; y que los dos escuadrones nuevos con el de San Carlos, los dos batallones de tropas ligeras y el Regimiento 1° hiciesen un mo– vimiento general y rápido a tomar los puntos que llaman de los Cerrillos, Cobos e izquierda para estrechar por todas partes a los emboscados y se adueñó del campo hasta el Río Pasaje, que dista 37 leguas de J ujuy obligándolos a que se situasen a la orilla opues– ta como efectivamente lo ejecutaron. Sujetos ya de este modo se puede recoger alguna caballada y ganado vacuno; así como algunos granos para mantener el Ejército que se hallaba en el grado de necesidad y miseria en que jamás estuvo desde que me encargué de su mando; pues no bastaba que toda la tropa recibiese su haber completo cuando no tenía una onza de pan que comprar. En la posición que el Ejército ocupaba de Jujuy a Salta sufría una continuada seducción de los habitantes de ambas ciudades; es– pecialmente de las mujeres (que era lo único que había quedado; pues de hombres raro era el que se veía) Belgrano que siempre ma– quinaba órdenes y cautelas, había arrancado y llevándose al Tucu– mán y o tros puntos interiores todas las familias que se conocían adictas al Rey, y había dejado las mujeres y familias de los que servían en su Ejército; de manera que tenía otras tantas espías como vivientes, que no sólo le daban a su sucesor Rondeau las no– ticias más menudas de mis movimientos y fuerza; sino que hasta se prestaban las mujeres a mis oficiales y tropa con tal que consiguie– sen seducirlos de que resultó mucha deserción principalmente de los soldados prisioneros que habían tomado voluntariamente partido con el Ejército del Rey. Por el contrario nada sabía yo de los enemigos que permane– cían en el Tucumán con su Cuartel General ni aun de las avanzadas que tenían hasta el río del Pasaje, y aunque en 2 de junio (a los 5 días de mi llegada a Jujuy) hice publicar un indulto general a to– dos; así por su conducta posterior a él como por el total desprecio que de él hicieron, di la orden a los cabildos de ambas ciudades que mi 2 º Ramírez había formado de los pocos hombres fieles que

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