Memorias, diarios y crónicas

282 JOAQUIN DE LA PEZUt:LA del mi mo Blanco; a excepción de 3 soldados y 9 oficiales que se hallaron y die1on la noticia al cabo de una porción de días que tardaron en aproximarse a VaHegrande por aquellas cordilleras aña– diéndose Lombera que de resultas de este golpe se habían puesto en la mayor fermentación las 3 Provincias de su cargo Potosí, Char· cas y Cochabamba, que mucha gente de ellas particularmente de la 2a. y 3a. se habían reunido a los enemigos; que éstos iban adelan– tando para todas partes, y la división de Benavente en la Laguna estaba debilitada y casi sin fuerzas por las acciones que habían teni· do y las muchas enfermedades que había sufrido en aquel malsano clima; y finalmente que viendo los muchos infidentes, de las referi– das 3 Provincias, tan distante el Ejército se atrevían con el mayor descaro y desvergüenza a venir especies insultantes y seductivas, de un modo a que jamá habían llegado, que no tenía fuerza de que disponer para contener a Arenales; reforzar a Benavente; y reprimir la osadía de los declarados adictos al sistema de los revolucionarios; concluyendo que viendo un próximo trastorno general, sin arbitrios para su remedio deponía toda la responsabilidad que como Coman· dante de dichas 3 Provincias tenía. Al mismo tiempo los Jefes principales de ellas; el de La Paz y Oruro me participan el peligroso estado de cada una, y el que me· nos me pid<: 400 hombres armados de refuerzo particularizándose el Cabildo secular de La Plata, en un oficio que me pasa con toda en· tercza solicitando que le envíe 1600 hombres. Sin embargo de que el Coronel Benavente se hallaba aún en el Partido de Tomina, con 250 hombres de fusil, y un cañón del cali· bre de a uno, y no tenía más atención que conservar a Chuquisaca. Benaventc había tenido en dicho Partido contra los caudillos Padilla, Umaña y otros las acciones siguientes. la. En Pomabamba el 19 de marzo de 1814 en que después de batidos los insurgentes con mucha pérdida tomó aquel pueblo todo infidente, y lo redujo a cenizas, excepto las casas de los cono· cidos por adictos a la causa del Rey. 2a. En el pueblo de Taravita a donde fue después; pero con tanta desgracia, que siendo aquel territorio enfermizo en el tiempo de las aguas (que era justamente en el que se hallaba a la sazón), cayó enfermo Benavente con casi dos tercios de su tropa de calen· turas pútridas y apenas le quedaron cien hombres útiles. Sabido esto por dichos caudillos Padilla y Umaña le atacaron el 11 de abril con numerosas fuerzas; y levantándose este Jefe de la cama, reunió

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