Memorias, diarios y crónicas

292 JOAQUIN DE LA PEZUELA regimiento; y de cuatro soldados, y observando que Castro que iba al pie de ellos se puso en huida para tomar su caballo que le había dejado cerca, corrieron todos sobre él, y le prendieron. Le llevaron a presentarle en Moraya al Coronel e impuestos todos de la maldad desde el jefe hasta el último tambor gritaban por su castigo; y el primero se vio apurado para defenderle de la tropa que lo quería despedazar, me lo envió a Suipacha con una compañía de Granade– ros; pero habiendo encontrado en el camino dos que yo había man– dado en su busca con mi edecán el Capitán D. Miguel Hinojosa éste se hizo cargo de él; hizo alto, y me dio parte del punto en que esperaba mi orden en consecuencia mandé que volviese el reo a Mo– raya, le previne que le tomase su confesión para saber si habían otros cómplices y que puesto en capilla fuese al día siguiente pasa– do por las armas por el mismo regimiento que infamó, suponiendo adicto a sus ideas y traidor al Rey, como se ejecutó el día 1 º de setiembre complaciendo al expresado regimiento que me pidió ser él el ejecutor del castigo, así como el que para dar la última prueba de su fidelidad le permitiese marchar al Cuzco a acabar con aquellos revolucionarios y aun con sus mismos padres, si infieles al Rey hu– biesen tomado partido con ellos. Esta representación de dicho Primer Regimiento su fecha 1° de setiembre de 814 escrita con el cadáver del infeliz Castro a la vista, y firmada por todos los oficiales de él, la dirigí al Señor Vi– rrey de Lima, y se puso en la Gaceta de aquella capital. Por medio de un manifiesto a la Tropa del Ejército de mi mando la hice saber en 3 del propio setiembre todo el suceso de Castro, y este atentado me confirmó la esperanza que debía tener dil expresado regimiento así como de los demás cuerpos por la irri– tación que observé en todos contra el delincuente. Igual demostración tuve el (ilegible) de ver a los pocos días con motivo de haberse descubierto otra maldad por el mismo estilo en el Sargento l º de Escuadrón de Cazadores del Coronel l\1arquie– gui, José Lino que trataba con los enemigos de entregar a dicho escuadrón y averiguado fue pasado por las armas en l\loraya el 21 de setiembre. Estos sucesos, el peor estado que necesariamente, día a día to– maba mi situación, la aproximación de los enemigos hacia Moxo y l\loraya; la necesidad de evacuar a Ta.rija según me representó su Gobernador el Coronel D. l\lanuel Antonio Báez en 1° de setiembre

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