Memorias, diarios y crónicas

DIARIO TOMADO F.N LIMA 293 por la imposibilidad de sostenerse contra el crecido número de ene– migos que se acercaban, y contra la voluntad de aquellos habitantes declarados contra él, y bien acreditado el 8 del mismo en que sa– liendo Báez de la villa se le desertaron tres compañías con sus ofi– ciales de aquellos natales; y finalmente la precisión en que yo me hallaba de elegir un punto más próximo a Potosí en que hacerme firme para una defensa con menos tropa que la que necesitaba en Suipacha me determinaron a formar la idea de replegarme a Santia– go de Cotagaita que tenía todas estas circunstancias; pero quise an– tes oir a los jefes de los cuerpos, y tratar en junta este punto, y el no menos interesante y preciso de enviar contra el Cuzco algunas fuerzas de este ejército por las razones siguientes. la. Porque el Virrey de Lima no tenía fuerzas para enviar contra aquella rebelde Capital respecto a que (como yo llevo dicho} había hecho salir embarcadas el 20 de julio las que tenía contra Chile; y si Jos cuzqueños iban sobre Lima como Je ejecutaron lle– gando hasta Huamanga y tomaban aquellas provincias, las del Desa– guadero para acá, y el Ejército de mi mando era indispensablemente perdido todo. 2a. Porque si los cuzqueños, que ya eran dueños de Puno y amagaban el Desaguadero y La Paz tomaban como era consiguiente a las muy pocas fuerzas que tenían ambos puntos para su defensa y continuaban sobre Oruro, Cochabamba, Charcas y Potosí se per– dían estas provincias por igualar razones que La Paz y el Desagua– dero aunque todas hubieran tenido duplicadas fuerzas porque la vo– luntad de sus habitantes era una conocida adhesión a la causa de los insurgentes, y quedaba este Ejército enteramente a su lado, y aun en estado de no poder tomar el último partido de abrirse paso y colocarse en algún punto donde pudiera asegurarse para recibir auxilios; pues en tal caso la tropa toda se hubiera dispersado; mas no había de donde recibir refuerzos, perdida la capital de Lima; y era preciso entregarse a la voluntad de los porteños o la de los cuzqueños. Formé con efecto una junta de guerra en Suipacha, el 8 de setiembre y tratados en ella todos estos puntos se acordó lo siguiente. 1.- Replegar el Ejército a Santiago de Cotagaita. 2.- Hacer venir el Batallón del centro que se hallaba en el par– tido de Tomina, jurisdicción de La Plata respecto a que en las acciones que acababa de tener contra los rebeldes en los días 1O, 11 y 21 de setiembre los había batido y destrozado el Coronel Be-

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