Memorias, diarios y crónicas

310 JOAQUIN DE LA PEZUELA Por las inmediaciones de la Villa de Tarija andaban los caudi– llos Olivera y Rojas, haciendo todo esfuerzo para reunir gente va· liéndose hasta de los indios de Berdejo y sin embargo de los golpes que ~Iarquiegui les había dado, se aproximaron el día 9 de marzo a 7 leguas de la villa con 200 hombres y Lavin con su escuadrón salió a las 7 de la noche para caer sobre ellos al amanecer; pero avisados los enemigos por sus secuaces los tarijeños abandonaron el punto que ocupaban, y se replegaron 10 leguas más atrás al de Orosas, protegidos por muchos zanjones de que abunda aquel terre– no. El 11 fueron atacados en él por sola una partida de 25 hom– bres montados por el segundo de Lavin, el Teniente Coronel D. Fernando Aramburú, que los desalojaron, matándoles 8 y haciéndo· les una porción de heridos. Les tomaron 12 caballos, un fusil, una pistola, dos sables y tres prisioneros que fueron pasados por las ar– mas. Lavin se volvió a la villa con sólo la pérdida de tres mulas muertas en la acción; herido de bala el Teniente D. José María Arce (caudillo que era de los enemigos, y pasado días antes arre– pentido a los nuestros); un soldado herido y otro contuso. El 26 del mismo mes de marzo noticioso de que volvían a aproximársele los enemigos, salió por la noche con dirección al Va– lle de la Concepción donde les tomó 26 caballos y tres espías que fueron pasados por las armas; y continuando su marcha a vista de los enemigos se situaron éstos en las llanuras de Pactaya. Constaba su fuerza de 100 indios chiriguanos armados con flecha, 200 pro· vincianos de macana, lanza y 40 fusiles; 30 gauchos de la Provincia de Sal ta armados de la misma manera y 20 cazadores recientemente enviados por Rondeau a la orden del Teniente Aparicio. Allí fueron atacados por las tres compañías del escuadrón con sable en mano; les mataron 14; e hirieron una porción considerable de ellos, y les tomaron 8 fusiles, una carabina, dos sables y 41 prisioneros que fueron pasados por las armas, sin haber tenido por su parte más que un soldado y 3 caballos heridos. Esta turba de enemigos la mandaba el caudillo Francisco Suviría, que huyó a Orosos precipita– damente con todo su resto. Lavin lo siguió de noche y a las 12 de ella, se introdujo en el campo enemigo sin ser sentido mandando a sus dragones atacasen a sable de que resultó la muerte de 20 de ellos, muchos heridos y entre ellos el Comandante Suviría atravesa– do de una bala de fusil, que huyó sin embargo a los Toldos. Lavin recibió al concluir esta acción la orden de situarse en la cuesta del

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