Memorias, diarios y crónicas

l)J \RIO TO\f \DO EN LIM,\ 311 Inga 14 leguas de Tarija, para ejecutar una operac1on combinada. con la vanguardia y por esta razón no persiguió a los enemigos. Mantúvose en aquel punto hasta el día 4 en que supo que aprovechándose los caudillos Olivera y Rojas de la distancia de 14 leguas en que se hallaba Lavin de Tarija se metieron en ella con 200 hombres de todas armas; pero haciendo una marcha esforzada en la noche del 5 cayó sobre ellos el 6 a las 8 de la mañana y después de media hora de acción dejando 11 muertos en el campo huyeron, con considerable número de heridos; perdiendo 18 fusiles, un sable, 48 caballos y 23 sillas de montar inclusa la del mismo Olivera. Se les tomaron 35 prisioneros que fueron pasados por las armas; y Lavin sin desgracia de ninguna clase por parte de su tropa se posesionó de la villa. Con estos felices sucesos había logrado tener al ejército enemi– go de Rondeau acorralado en Humahuaca, sin embargo de que se hallaba con más de 3 mil hombres; y sin que pudiese dar un paso que no le fuese adverso. Todo mi frente de 40 leguas desde Tarija a la Rinconada se hallaba libre de enemigos; éstos muy escasos de víveres al paso que mis tropas los tenían con abundancia, los caudi– llos Olivera y Rojas batidos y apurados muchas veces, dispuestos a entregarse con sus armas, como lo había ejecutado pocos días antes el caudillo Arce su compañía; el :\layor General de Rondeau, Ro– dríguez en mi poder con sus ayudantes; Camargo aterrado en sus peñas de Santa Elena; Zárate alejado de Potosí, en las escabrosida– des de Turuchipa (aunque éste y Camargo en el mayor empeño de hac:cr nueva reunión) como que entre todos los de su clase eran los más obstinados. Por la parte de Chuquisaca Padilla (tan empeñado como aque– llos dos) fue atacado y perseguido por el Teniente Coronel Valle; y castigado el pueblo de Presto, cuyos habitantes indios habían ayu– dado a la pérdida de la compañía de Corral; por lo que quemó el pueblo, y pasó por las armas a cuantos hombres encontró en él; pero tuvo que volverse a la ciudad, a causa de que otros caudillos la amenazaban por otros puntos; y especialmente porque era poco de fiar la gente común de ella; dispuesta siempre contra las armas del Rey más que las otras excepto la de La Paz, a quien ninguna ha ganado en sus maldades. Por el Partido de Chayanta, no había el mayor cuidado desde que su Gobernador el Coronel D. José .Mendizábal hizo unos fuertes castigos en los infidentes y destruyó al caudillo Navarro el 24 de

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