Memorias, diarios y crónicas

DI \IUO 10!11\DO EN 1.1!11.\ 321 proclama igual para que la hiciese saber a los habitantes de aquella ciudad y mandé que la tropa y parque de artillería que había en el Cuartel General estuviese toda pronta a la primera orden. El 19 di disposiciones totalmente contrarias a la retirada por– que los caudillos que me rodeaban con algunos avisos de ella que tuvieron por tanto malvado como había entre nosotros y en el mis– mo Cuartel General habían empezado a hacer movimientos sobre mi espalda y tránsitos precisos, lo mismo que sobre Potosí, y que yo creí habían sobre Chuquisaca como en efecto así fue; y para enga– ñarlos despaché órdenes a Potosí y Chuquisaca diciendo a ambos jefes que pues ya mi fingida retirada había producido los efectos que me propuse trataba de esperar al enemigo y darle una batalla pero que por si ésta era desgraciada; o hacía efectivamente mi reti– rada ejecutaran cada uno las órdenes que tenían con respecto a ella, así que supiesen que la emprendía sin embargo de que ten– drían mis últimos avisos en tiempo. El 21 y por triplicadas extraordinarias les avisé que mi retirada empezaba el 22 y as í que evacuasen ambas sus respectivas Provincias. El 22 de abril salí de Cotagaita con el Ejército y la vanguardia me seguía a una jornada de distancia con las guarniciones de Tarija y Santa Victoria, que se le habían reunido en Río Blanco. El 19 habían salido por delante todos los enfermos, y en parihuelas los que no pudieron ir montados. Desarmé y puse en segura prisión los soldados que tenía de aquel partido de Chichas porque sabía por ratificadas experiencias que eran perversos, de mala fe, y más afec– tos a los enemigos que a la causa del Rey, y emp rendí el repliegue dicho día 22 sin dejar ni un cajón vacío. El 23 llegué a Quirbe que es el punto en donde se dividen los caminos para Potosí y Despoblado. Despaché sobre aquella villa pa– ra su auxilio y segura retirada 2 compañías del 2 ° Regimiento a la orden de su Sargento Mayor D. Francisco Javier de Aguilera con prevención de que previniese a los Alcaldes de su tránsito que el Ejército se retiraba sobre Potosí y que tuviesen víveres para él, con la idea de ocultar el verdadero camino que llevaba. El 24 me detuve en Quirbe; así para dar descanso a la van– guardia que venía fatigada, como para que tuviese lugar la llegada de las tropas que envié en auxilio de la evacuación de Potosí y que se ejecutase la de Chancas con anticipación a mi salida de Quirbe. Detúveme también el 25 por iguales razones y para esperar el correo general de Lima que me llegó en aquel día.

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