Memorias, diarios y crónicas

DI \RIO TOJ\IADO l .N Lll\I.\ 327 cuencia el 19 por la noche se puso en retirada con su jefe Velasco sacando toda la artillería que consistía en 7 cañones, y dejando la porción de pertrechos que consta de la relación de f. (en blanco). Ella fue atacada al amanecer del día siguiente por el caudillo Are– nales pero fue rechazado éste y siguió aquélla su retirada sin nove– dad hasta encontrarse con Aguilera. El Gobernador Goyburu cumplió su capitulación quedándose en la ciudad con el Arzobispo de Charcas que tampoco quiso salir aunque le instaron algunos para que lo ejecutase y fueron después ambos remitidos para Potosí; y al poco tiempo para el Tucumán. En este estado dispuse que la tropa reunida en Paria se organi– zase y arreglase en un cuerpo de Infantería con la denominación de Batallón de Fernando VII y en un Escuadrón de Caballería con la de Dragones de Cochabamba y otro de los emigrados; y que se compusiesen inmediatamente todas sus armas y se apostase esta Di– visión para volver sobre Cochabamba aumentando su fuerza con una Brigada de Artillería de 4 cañones de a 4 resultando de este arreglo componer una fuerza de 550 hombres de Infantería y 300 de Caba– llería con cuatro piezas de cañón. Dispuse asimismo que el Coronel de Ejército D. '.\lelchor J osé de Lavin, saliese del Cuartel General con el Escuadrón de Dragones de San Carlos de que era Comandante para reforzar y mandar la División de Aguilera, y con la instrucción que está a f. (en blanco) del cuaderno 2 emprendió su marcha el 4 de junio para que arre– glada y ganando instantes toda la fuerza de Paria, fu ese a recuperar Cochabamba. Púsose en marcha el 16 de junio pero habiéndome avisado mis espías la sal ida de Rondeau de Potos í con todo su ej ército y ha– llándome yo en la ocasió n sin haber recibido las divisiones de Chile, y la de mi segundo el Mariscal de Campo D. Juan Ram írez, despa– ché extraordinario a Lavin para que regrese a Paria, a fin de reunir– me con él en Goraina y recibir allá a Rondeau, con lo cual se frus– tró la segunda idea de ir sobre la ciudad de Cochabamba. Para lograr el objeto de fijarme en Challapata, y por si una necesidad me obligaba a recibir una batalla an tes que abandonar aquel punto reconocí a media legua de distancia uno cerca del pue– blo de Pequereque cuya localidad me presentaba muchas ventajas en todos sentidos, y me propuse esperar en él a los enemigos; pero ellos por debilidad, temor u o tros motivos no tuvieron por conve– niente salir de su posición d e Yocalla.

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