Memorias, diarios y crónicas

334 J OAQUIN DE !.A P EZU EI.A poco más de cien hombres se vio abandonado de ellos, pasándose a los enem igos; y después de una defensa más que regular con unos pocos que le quedaron, le perdió el 11 de setiembre, retirándose a la ciudad de La Paz con sólo 14 los más de ellos heridos; y dejan– do en poder del tal Pinelo un considerable número de municiones, y 13 piezas de artillería de toda clase de calibres. Pinelo siguió La Paz, que se propuso defender con toda energía su Gobernador el Brigadier Marqués de Valde Hoyos. Fue atacada el 22 de dicho mes y, perdida el 24 por haber pasado al enemigo mucha parte de la plebe de la ciudad, como era de esperar de un pueblo el más vil y enemigo del Rey entre todos los demás. El Gobernador y todas las gentes principales de la ciudad fueron encerradas, y asesi nadas el 28 cincuentisie te personas de las más visibles del vecindario atrozmente, y hasta el No. de 122 de todas clases inclusa~ las que murieron a bala en los dos días que duró la defensa; robaron aquellos infames 42 mil pesos en las cajas reales y más de medio millón a los infeli– ces vecinos dejando la ciudad más rica del Virreinato en la mayor desolación. Pumacahua y Angulo marcharon sobre Arequipa donde por encargo del Señor Virrey se hallaba el .\1ariscal de Campo D. Francisco Picoaga y el Intendente D. José Gabriel Moscoso dispo– niendo tropas para defenderse pero siendo éstas pocas en propor– ción a los enemigos; y sin embargo de haber salido a corta distan– cia de la ciudad y punto ventajoso de Cangallo a recibirlos fue ba– tido Picoaga el 6 de noviembre, quedó prisionero con Moscoso y el Coronel D. Antonio del Valle, conducidos al Cuzco donde [los) asesi– naron dentro de la cárcel a los dos primeros y entró Pumacahua en Arequipa el 7 del mismo. El 11 se revolucionó Moquegua a influjos del caudillo Lanza, y un mes antes lo había ejecutado el Partido de Chuquibamba; de manera que la mayor parte de la Provincia de Arequipa estaba en rebelión y cortada la comunicación entre Lima y el ejército por todos los caminos. Béjar y Mendoza pasaron el punto de Apurímac; se echaron sobre Huamanga que los recibió con gusto, habiendo días antes prendido la familia de su honrado Gobernador [Francisco de Paula) Pruna; y escapado éste milagrosa– mente; robaron los haberes de todos los adictos a la causa del Rey, y sacaron algunos de la Catedral donde se habían refugiado y fue– ron asesinados. La ciudad de Huancavelica así que supo la aprox i– mación de los insurgentes se revolucionó también, quiso prender a su Intenden te Uuan] Vives [y Echeverría] que logró escapar sin su mujer a Lima que ya estaba en el cuidado que se debe inferir por

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