Memorias, diarios y crónicas

En el universal trastorno y desdicha en que por tantos años se encuentra sumida la República Argentina por la discordia sangrienta que la despedaza, yo, como una de sus víctimas refugiado en el territorio oriental hace ya diez años, adonde he reunido a mi familia, quiero dejarle estos apuntes que tal vez, le sean de alguna utilidad, o cuando menos de consuelo. Teniendo la gloria de ser contado en el número de los actores en la grande escena de la emancipación americana, a la que he servido sin interrupción y con el más decidi– do empeño desde el primer día en que lució el sol de mayo en la capital de Buenos Aires, tanto en la carrera militar como en los empleos políticos de que haré mención, tengo el derecho de esperar que algún día mis compatriotas. haciendo justicia a los sufrimientos de los hombres históricos que han arrostrado tantas penalidades por sustraerse al bando anárquico, desorganizado y salvaje, que oprime y degrada la patria de tantos héroes, me considerarán para indemni– zarme, en parte de la pérdida de cuanto poseía, y que hoy me reduce a vivir en la mayor estrechez envuelto en compromisos pecu– narios que el honor exige satisfacer. ~las si por fatalidad, el día de la rehabilitación de la República Argentina a su antigua dignidad de que se ve despojada, se retarda– se tanto que mi vida se extinguiese antes, mi esposa y mis hijos, que con la misma dignidad soportan el cambio de su modo de exis– tir, deberán hacer valer mi memoria para obtener aquella remunera– ción 'que les salve de la indigencia a que quedan expuestos. El de– sinterés con que siempre me he conducido, me coloca hoy en tan dura situación; pudiendo asegurar que en la larga carrera de los altos empleos y confianza que he desempeñado, he tenido las más

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