Memorias, diarios y crónicas

MEMORANDUM PARA MI FAMILIA 3-57 tuto, procedieron a la elección del jefe supremo del Estado, conser– vándole el nombre de Director, que recayó en el general Rondeau, y en mi persona al ejercicio. del mismo supremo poder, por hallarse aquél mandando el ejército auxiliar del Alto Perú, tomando pose– sión en principio de mayo. Declaro aquí con la más pura verdad, la repugnancia con que acepté tan elevada magistratura. Ni el brillo del poder público que investía en la temprana edad de 28 años, bastaba para endulzar las amarguras que ya presentía. La anterior administración había dejado con su despótico manejo, impresiones tan alarmantes en la sociedad que el Estatuto provisorio hacía del gobernante un fantasma sin acción para atender a la seguridad y reprimir las aspiraciones de los partidos. Pocos días bastaron para apercibirse de esta verdad: cada noche se anunciaba una reacción militar, hasta que en la del 24 del mismo mayo, fue forzoso, pre– vias las formalidades prescriptas, arrestar a los jefes y oficiales cons– piradores despachándolos en seguida a continuar sus servicios en los ejércitos del Perú y Andes, con la sola excepción del coronel Valde– negro, a quien conservando su empleo, y asistiéndole con la totali– dad de su sueldo, relegué al establecimiento de la costa patagónica, como el más peligroso de todos. Desembarazado de tales atenciones, el gobierno pudo convertir su acción a los negocios generales de la república, y a la defensa del territorio en el Perú y Mendoza, mien– tras que una formidable expedición española se aprestaba en Cádiz para invadir el Río de la Plata. También complicaban la acción gu– bernativa las disensiones con el caudillo Artigas que apoderado de la Banda Oriental, y el Entre Ríos, amenazaba introducir la anar– quía en las provincias de Santa Fe y Córdoba proclamando el dog– ma de la Federación que ha envuelto a todo el país en los horribles males que hoy presenta, voz inventada para sólo legitimar la usur– pación de todos los derechos y libertades, que se han arrogado los caudillos que tiranizan a los pueblos. La misión, pues, del Ejecutivo de la parte política, consistía en predicar la concordia, tanto oficial como confidencialmente, para disponer los ánimos a esperar del Congreso convocado para la ciudad del Tucumán, el remedio [ a los maies ) que los aquejaba, y a que satisfizo en parte la solemne de– claración de Independencia nacional proclamada el 9 de julio del año siguiente. En previsión de un contraste en el ejército auxiliar del Perú, despaché para reforzarlo una división de mil quinientos hombres que efectivamente llegó a tiempo para apoyar en las gargantas de

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