Memorias, diarios y crónicas

l\IEJ\IORANDUM PARA MI FAMILIA 363 de Relaciones Exteriores el señor Gandarillas, el tratado de amistad y comercio, entre ambas repúblicas, que nunca llegó a ser ratificado por la posterior disolución del Congreso. Llenado este objeto, cerré la legación conforme a las órdenes que tenía, y me puse en viaje de regreso en febrero de 1827, trayendo los más gratos recuerdos de las pruebas de estimación que me dispensó el gobierno y pueblo chileno. Poco antes recibí noticia de la temprana muerte de mi hija Isabel Genara. Restituido a Buenos Aires después de 28 meses de ausencia, tuve la satisfacción de obtener oficialmente la aprobación de mi conducta en ambas legaciones, dándome gracias por el celo, e inteligencia que había desplegado en el desempeño de tan altas con– fianzas. Poco tiempo después de mi llegada, los negocios públicos tomaron un carácter alarmante. El partido conspirador redoblando sus esfuerzos había puesto fuera de la dependencia del Presidente de la República la mayor parte de las provincias de la Unión, capi– taneado por el feroz Quiroga, Dorrego, Rosas, Bustos, !barra y otros caudillos. No pudiendo marchar la administración del señor Rivadavia, resignó el poder supremo en el Congreso que seguida– mente se declaró disuelto, volviendo al aislamiento provincial. Aper– cibido con anticipación del cambio radical que iba a operarse, y del carácter de los hombres que debían figurar en la nueva escena polí– tica, me apresuré a obtener mi retiro del servicio, y en ce :isecuen– cia se me liquidó y entregó en fondos públicos del 6% el capital de 31,000 y pico de pesos que por mi empleo de coronel mayor me pertenecían conforme a la ley militar. El cambio de estos fondos en moneda corriente del papel de banco, corría al 60% y para con– vertir estos billetes en metálico se perdía el 50 %; resultando de es– to que viene a reportar solamente poco más de 8,000 pesos efecti– vos, cuando Jos de igual graduación y tiempo cambiaron la misma suma por 25 a 26,000 pesos metálicos, en razón de que en aquella época (1822 y 1823) los referidos fondos se estimaban del 80 al 85 % valor real, por correr las notas del Banco a la par con las especies metálicas. La guerra con el Brasil había alterado el crédito de este establecimiento que no podía llenar sus compromisos en efectivo. Véase pues demostrado, el tamaño del perjuicio que repor– té co'n haberme dejado haciendo parte del ejército permanente. Jus– to es confesar que tal no fue la intención de la administración ilus– trada que concibió la reforma, la que indudablemente hubiera re– munerado con otros beneficios, a los que entonces dio preferencia,

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