Memorias, diarios y crónicas

MEl\!()RANDUl\! PAR.\ l\ll FAl\111.IA ·371 mi buen compadre el general Brown en 1841, si la restauración de nuestra patria, todavía se retardase, caeremos inevitablemente en los horrores de la indigencia. Aparto Ja vista de este cuadro melancóli– co, para fijarla en el porven ir más halagüeño que ofrece la reunión de tantos elementos para libertar la "ciudad cautiva". Estamos en mediados de 1839 y cuando los recursos con que contaba el general Rivera (elevado ya a la presidencia) después de su tratado con la provincia de Corrientes substraída de Ja dependen– cia de Rosas, cuyo sangrien to despotismo d iezma Ja población para que le obedezca, y embota el puñal de sus sicarios en el corazón de los que antes fueron su s mejores amigos y confid entes, le facili– taba el lanzarse con la concurrencia de la aumentada emigración ar– gentina, en el Entre Ríos para deshacer las fuerzas que allí amonto– naban, Oribe, Lavalleja, y demás tránsfugas orien tales sometidos al feroz dictador, la inacción más vergonzosa se ha hecho sentir en el período de "seis meses", y lo que es aún más fatal, el ejército co– rrentino fuerte de tres a cuatro mil hombres bien equipados, pero sin jefes y oficiales experimentados, ha sido desbaratado, e inhuma– namente asesinado en la jornada del Pago Largo, hasta dar el brutal ejemplo de desollar la p iel de su general, Gobernador Berón de Astrada, y presentarla en triunfo al caribe de Buenos Aires . Tanta indolencia y abandono, es incomprensible en el genio previsor del Presidente Rivera cuya reputación y públicos compromisos, le llama– ban a cubrirse de una gloria inmensa. Otra calamidad es la falta de armonía con el General Lavalle que concentra el voto de sus compa– triotas proscriptos. Parece que un destino acerbo se complace en oponer obstáculos a la obra de misericordia que implora la tierra afligida. Yo lamento en mi retiro tantas miserias... iCaiga el anate– ma de la reprobación sobre el culpable! AJ fin después de mil contrariedades y disgustos sobre lo que es mejor correr un denso velo, los argentinos se reúnen en armas y organizan en la isla de l\Iartín García bajo la protección de los franceses y la inmediata dependencia del bravo general LavalJe. Los recursos con que cuentan son el honor y el patriotismo de sus mis– mos conciudadanos, que personalmente los unos y ago tando los otros su dinero, se empeñan en el fomento de la "legión liberta– dora". \o además de haber asistido con la suma que he podido disponer para tan santo objeto, he despachado al menor de mis hijos (Eduardo, dieciocho años y medio) lleno de ardor y entusias– mo, como una contribución de sangre. Al verlo apartarse del seno

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