Memorias, diarios y crónicas

372 IGNACIO ALVAREZ TllOMAS paterno, con tanto contento para esta guerra impía a que nos fuer– zan los hombres implacables que nos oprimen, disponemos el ánimo para llorar su pérdida en el altar de la patria. No es fácil adivinar la dirección que tomará la hueste patricia. La tierra natal implora su concurrencia para trozar las cadenas de sus humillados hijos. iQue la fortuna corone tan generosos esfuerzos! CONTINUADO EN LA COLONIA DESDE OCTUBRE (1839) Los acontecimientos se agolpan de un modo inesperado que hace poquísimo honor a la administración pública de este país. Mientras que sus fuerzas en consorcio de sus aliados deberían ha– llarse obrando, cuando menos, en el Entre Ríos su apatía criminal ha dado lugar a la catástrofe de Pago Largo, que robusteciendo el poder de los satélites de Rosas se han lanzado al Uruguay trayendo la guerra de devastación al seno de la república con un ejército de seis mil hombres encontrándola desprevenida. La conducta atroz que han observado con los moradores del otro lado del río Negro, les ha hecho emigrar con sus familias para salvarse de las depreda– ciones de estos bárbaros que son el tipo de la ferocidad de su "ilustre amo", el llamado restaurador de las leyes. En tal conflicto el genio de Rivera ha desplegado los recursos de que está dotado, y hallando simpatías por todas partes para repeler la agresión extran– jera, ha improvisado otro ejército de bravos con qué hacer frente, y poniendo a cubierto la capital con la concurrencia de los marinos franceses, y argentinos residentes, ofrece las mejores esperanzas del triunfo nacional. Al mismo tiempo los legionarios dejando la isla inmortal que ha cambiado su antiguo nombre en el de Libertad, han desembarcado en el Entre Ríos y cosa maravillosa, triunfado en el Yerúa de mil seiscientos hombres con sólo cuatrocientos que en– traron en combate, cabiéndonos la gloria de que nuestro Eduardo (en clase de oficial) se haya comportado con el valor que todos atribuyen al cuerpo en que sirve, que por distinción ha tomado el nombre de tan memorable jornada (setiembre 23). Este aconteci– miento ha producido la resurrección de la provincia de Corrientes que gemía bajo el peso de todas las calamidades. Alzada de nuevo en favor de la causa de la civilización, el general Lavalle engrosa en su frontera el ejército libertador que muy pronto pulverizará a los esclavos del tirano. La historia registrará en los fastos de la Repú– blica Argentina los esfuerzos de sus hijos en esta fementida lucha; y encontrará el más noble ejemplo de heroísmo en el episodio que

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