Memorias, diarios y crónicas

MEl\IORANDUl\I PARA l\!I FAMILIA 383 Todavía existen elementos suficientes para derribar la tiranía que pesa sobre nuestra infortunada patria, toda vez de que sus hu– millados hijos se aperciban del baldón que les cubre. En la provin– cia de Corrientes hay un ejército de más de 3,000 hombres perfec– tamente organizado y equipado, al mando del general Paz que por la dulzura de su carácter y su genio metódico ha montádolo en el mejor pie de disciplina y entusiasmo, de que participa toda la po– blación dirigida por su Gobernador Ferré. Además, el buen estado de sus relaciones con el Paraguay entabladas después de la muerte del dictador perpetuo doctor Francia, que por tantos años ha des– potizado tan bello país ofrece un vasto campo de esperanzas que el tiempo irá descubriendo. Si pues, el Presidente Rivera quisiese como parece lo reclama su propio interés y gloria, mover los recursos que posee en combinación con las fuerzas del General Paz la ocupación de Entre Ríos sería hoy tan fácil, como de una importancia vital para alcanzar la restauración suspirada. Por desgracia los síntomas de apatía que se manifiestan en la política incomprensible de este jefe, pai¡ece circunscribirlo a la órbita de su territorio en que se reputa invencible. Todos los esfuerzos presentes son dirigidos a dis– putar a Rosas el dominio del Plata equipando una escuadra que ya ha combatido sin que todavía se pueda juzgar por quién quedará la victoria. Yo particularmente tengo que lamentar la ceguedad de mi compadre el General Brown que olvidando los antecedentes de sus servicios a la causa de nuestra emancipación, y en la guerra contra el imperio del Brasil en que tanto ha ilustrado su nombre, él que ha sido testigo de los horrores con que oprime a la parte civilizada de su país adoptivo el hombre fatal que lo despedaza sin misericor– dia ha llevado aquélla hasta humillarse como un ser abyecto, a to– mar el mando de la flota de Régulo, sumiendo así su gloria en el fango a que lo condenará el juicio de la posteridad que pronto llega. La falta de discernimiento en mi buen compadre le ha hun– dido en este abismo de deshonor y vergüenza... En cuanto a la lucha de las provincias interiores, estamos en la mayor ignorancia: sólo sabemos lo que publican los periódicos asa– lariados del tirano. Según ellos en todas direcciones triunfan sus escla\'OS fácilmente, mas el largo plazo corrido desde el fatal suce– so de Quebrachito, bastaba a ser cierto, para desembarazarse de sus adversarios, y hacer contramarchar el ejército de Oribe interesado en la invasión de esta república, único móvil de sus aspiraciones. Por el contrario, nuevas tropas y auxilios salidos de la capital indi-

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