Memorias, diarios y crónicas

388 IGNACIO ALVAREZ TllOMAS la familia, merécenos las mayores consideraciones: iojalá que cam– biadas las circunstancias pueda yo comprobarle mi reconocimiento aun más allá de lo que legítimamente le corresponde! Lego este encargo a mi esposa e hijos, que no dudo lo cumplirán gustosos si llegara la ocasión. Después de haber señalado en esta memoria con toda ingenui– dad el estado presente de los negocios políticos, el de mi posición social y doméstica, los principios de mi vida pública y privada, los temores, dudas y esperanzas, que me agitan, veo con sobresalto acercarse la crisis que probablemente va a decidir de nuestra futura suerte. Algunos meses más descubrirán el rumbo de tantas incerti– dumbres y aflicciones. Si la fortuna continuase asistiendo con sus favores al hombre funesto que pisotea la tierra de tantos recuerdos; sería invadida ésta por sus tenientes y, aunque el triunfo les sea dudoso, las calamidades no tendrían cuenta. Tiemblo entonces por mi familia que no sé cómo salvar. Si tuviésemos recursos iríamos a buscar en el extranjero tranquilidad. No siendo esto posible habré de arrancarme de sus brazos tal vez, para siempre. De todos modos, yo no mancharé mi nombre. "Cuando el crimen triunfa, triste es pero glorioso perecer a su impulso".* Quizás la adición siguiente sea más lisonjera; y si por el con– trario ella fuese funesta... mi desconsolada fami lia se ocupará de cerrar entre lágrimas el último período de tan desastrosa vida! Colonia, junio 31 de 1841. l. AL VAREZ TH01VIAS. NOTA: Hasta aquí he enviado una copia a mi hermano Antonio, resi– dente en España, con carta de 20 de julio. [Original en Archivo General de la Nación. Buenos Aires, Concentración de fondos documentales, Museo Histórico Nacional, legajo 20, documento nú– mero 2,268. La transcripción Ja hemos hecho de Ja Biblioteca de Mayo · Colee· ción de Obras y Documentos para la Historia Argentina (Buenos Aires, 1960) , Tomo 11 , págs. l 717· 1760.) * DULAURE, Revolución francesa.

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