Memorias, diarios y crónicas

398 J UAN JOSE ALCON Como a las cuatro leguas de marcha enfrente del pueblo de Achocalla estaba la tropa haciendo un pequeño descanso, cuando el comandante de la guerrilla izquierda dio aviso de tener a la vista alguna caballería enemiga; ordenósele que la atacase y persiguiese; y avanzando nosotros un corto trecho, descubrimos luego todo el grueso de los enemigos. Estaban éstos formados a nuestro frente en tres líneas de fon– do, en un terreno superior al que llevaba nuestro ejército; habían colocado cinco piezas de a 4 en la primera, y dos de a 2 en la segunda; tenían su izquierda apoyada sobre la cortadura o a gran barranco que forma el Al to de La Paz, y su espalda sostenida por los cerros de Chacaltaya. Sobre una pequeña loma avanzada a su derecha, habían colocado un cuerpo numeroso de infantería de to- · das armas, y de una formación irregular en semicuadro con dos culebrinas de a 6, y una pieza de a 2, y en la misma banda, ama– gando envolver nuestra izquierda, y retaguardia se dejaban ver varios trozos, y partidas de caballería. Estaba el sol en su mayor altura cuando reconoció el General la posición del enemigo; y calculando que sobraba día para batirle, resuelto a no malograr tan buena oportunidad, mandó al instante desplegar las 3 columnas, y formando una sola línea, colocado tam– bién el batallón de su nombre en el centro; recorrió rápidamen te las filas, exhortando a oficiales y soldados a no desmen tir en esta ocasión el valor y fidelidad que tenían tan acreditados. "Hízoles presente la atroz e infame conducta de los insurgen– tes; púsoles delante la pálida imagen de su mismo país destruido y degradado con sus livianos y sangrientos hechos; recordó/es el jura– mento religioso con que habían prometido defender las banderas y derechos del R ey hasta derramar la última gota de su sangre; y sin detenerse mucho en ponderar la cobardía y debilidad de los traido– res, concluyó anunciándoles una pronta y completa victoria, y ofre– ciéndoles todo el botín, y los premios a que cada uno se hiciese acreedor". Contestó el ejército a un solo impulso con el más exaltado en– tusiasmo, y poblando el aire de las alegres voces de viva el Rey, viva el General, mueran los rebeldes, siguió marchando en la misma dirección; y luego que nos aproximamos, se montó la artillería, y se colocó el General a la derecha, el Coronel Saravia a la izquierda, y el Coronel Bernedo en el centro, cargando nuestras guerrillas so– bre la caballería enemiga.

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