Memorias, diarios y crónicas

DIARIO DE LA EXPEDICION DEL MCAL. DE CPO. JUAN RAMIREZ . 40} miento, colocando en él a aquellos vecinos que se graduaron más aptos para ayudarle en tan espinosas circunstancias. Dado este primero y más difícil paso, se nombraron subdelega– dos en los partidos que se hallaban acéfalos; y se arregló la admi– nistración pública, eligiendo los demás empleados: todos interi– namente, y hasta la resolución superior del Excelentísimo Señor Vi– rrey del reino. Para llenar el vacío de los fondos públicos reunió el General en su posada las corporaciones y vecinos más principales, y les hizo presente la absoluta e indispensable necesidad en que se hallaba de sacar todos sus recursos de La Paz, proponiéndoles que antepusiesen el medio de algunos donativos, o préstamos voluntarios a una con– tribución forzosa, a que de otro modo procedería, precisado como estaba por la imperiosa ley de las circunstancias; pero no habiendo correspondido su resultado, ni a las urgencias del día, ni a las pro– porciones de los prestamistas, se hicieron con calidad de reintegro, pedidos fijos a personas señaladas, y se impusieron con intervención del Cabildo algunas contribuciones, con que pudieron reunirse hast.a 630 pesos, quedando prontos y remisibles a diiposición del señor general en jefe otros 300; y comprometidos el Gobernador y Ayun– tamiento a cubrir inmediatamente el empréstito de 100 que había hecho el vecindario de Oruro para la salida de la expedición, como en efecto lo realizó. El 7 llegó un expreso del Desaguadero, despachado por algunos insurgentes que se habían reunido allí, poniendo aquel punto con sus enseres a disposición del General; pero habiéndoseles devuelto, ofreciéndoles el indulto, si lo verificasen, quedó sin efecto. El 8 avisó Saravia desde Laja que casi todos se habían retirado para Puno, y que unos pocos que habían quedado intentaran incen– diar el almacén de pólvora y demás útiles; lo que había impedido con alguna gente de su parcialidad el párroco don Manuel Mamani, quien instaba para que se le auxiliase; en vista de todo, y de las noticias que también se recibieron, de que los enemigos pensaban en hacer una gran reunión en la provincia de Puno, se previno a Saravia continuase su marcha el 9 siguiente; y en el mismo día sa– lió de La Paz el General con el resto del ejército, dejando una com– pañía de guarnición, con cuatro piezas y algunos artilleros, y a su gobernador las instrucciones convenientes. El 11 entró Saravia en el Desaguadero, y el 13 el General, ha– biéndose detenido un día en Tiahuanaco por la repetición de la ter-

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