Memorias, diarios y crónicas

DI \RIO DE LA EXPEDICION DEL MCAL. DE CPO. JUAN RAMIREZ 411 poniendo el ejército del Rey en el último conflicto; cuyo resultado sería probablemente su disolución, y el trastorno total de esta América; que por el contrario siguiendo la expedición adelante, había esperanza de traer a los rebeldes a una acción general, que siendo favorable, como pod ía esperarse de la buena disposición, va– lor .y disciplina de la tropa, se haría decisiva en sus resultados; y facilitando la reducción del Cuzco, podríamos retirarnos brevemen– te, dejando restablecido el orden, y todas las provincias de la espal– da en segu ridad; que el mismo señor general Pezuela no podría menos de opinar de igual modo; y que en consecuencia parecía lo más acertado exponérselo así, y seguir en busca de los sediciosos; con lo que se conformó el General, y contestando el expreso, dio orden de con tinuar la marcha. En los días 16, 17 y 18 subió el ejército por lo más fragoso y áspero de la cordillera, con un temporal deshecho de vientos y nie– ve; estaba todo el piso cubierto de ésta, y si alguna vez se descu– bría el sol por un corto rato, ocasionaba con su reflejo y los vapo– res que exhalaba la tierra, un dolor tan vehemente y agudo en los ojos, que apuraba el sufrimiento y paciencia de los más veteranos. Doblase el 19 la pendiente cuesta de Lagunillas, habiendo em– pleado la mayor parte del día en subir casi a mano el parque y equipajes, por las frecuentes caídas de las bestias de carga en su gredoso piso; y descendiendo el ejército por la quebrada de la com– puerta, hizo alto en el ingenio de San Ramón, apostándose la gue– rrilla a corta distancia en Santa Lucía; y el 20 siguiente campamos en el inmediato de las Maravillas. El terreno por donde debía dirigirse la marcha en busca del enemigo está inmediato a las faldas de la cordillera, cuyas copiosas vertientes, unidas a las excesivas aguas, que en esta estación son tan frecuentes en el Perú, forman a cada paso una porción de esteros y arroyos que hacen el camino intransitable. Para vencer esta dificultad, y aliviar a la tropa, dispuso elGe– neral, dando él primero el ejemplo, que en estos casos se desmonta– sen los jefes y oficiales, y pasase aquélla sucesivamente; con cuya providencia, aunque con alguna detención, llegó el ejército a Taya– taya menos fatigado. Aquí recibió el General un expreso del Intendente de Puno con dos cartas fidedignas que daban razón de la situación de los enemi– gos. En su vista resolvió aproximarse a ellos lo más breve posible, intentando con este objeto desguazar el río de Cabanilla que tenía-

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx