Memorias, diarios y crónicas

412 JUAN JOSE ALCON mos al frente y nos impedía el paso. Reconocióle personalmente muy temprano: mandó dar al cauce principal varias sangrías; pero no encontrándole sin embargo vado, dirigimos la marcha al pueblo de Cabana, donde hicimos alto. Amaneció el 23 muy despejado y sereno, y se destinó para que descansando la tropa de las fatigas de la cordillera, lo ocupase en secar su ropa, y limpiar las armas; cuya revista pasó por sí mis– mo el General, hallándolas todas a su satisfacción. El 24 salió el teniente coronel Alcón para la capital de Puno, a fin de conducir a la caja militar el numerario existente; y el ejér– cito continuó su marcha con dirección a las balsas de Juliaca; pero a poco más de una legua de camino, observó el General que el río se dividía en cinco brazos; mandó reconocerle; y hallando un vado – sobre firme, aunque bastante profundo, ordenó que se dispusiese la tropa para pasarle por compañías. Rompió la primera con su acos– tumbrado denuedo, la primera del primer regimiento, cortando su corriente con el agua hasta el pecho; y siguiendo las demás, logra– mos trasladarnos en menos de tres horas con todos los bagajes a la banda opuesta, y pueblo de Cabanilla, sin desgracia ni avería parti– cular; en él se hizo alto, y descansó también el 25 por la mucha nieve que no dejó de caer en todo el día. Con la misma intemperie partimos el 26 hasta la hacienda de Miraflores, y entramos en Lampa el 27, habiendo pasado su cauda– loso río en la misma forma, y con igual intrepidez y felicidad que el de Cabanilla. En Lampa estuvo la tropa con algún desahogo para lo que la estación y circunstancias daban de sí ; y por lo mismo resolvió el General que descansase dos o tres días, dando al mismo tiempo lu– gar al regreso del teniente coronel Alcón; en cuyo alcance para mayor seguridad se destacó una buena partida de caballería; y para no perder los momentos, se armaron las fraguas, y se compuso al– guno que otro fusil que lo necesitaba. Así pasamos el último día de febrero, y el lº y 2 de marzo, en que llegó Alcón sin novedad, conduciendo 22,000 pesos para la caja militar. El 3 recibió el General un oficio del caudillo Vicente Angulo con fecha del 28 anterior en Ayaviri. Reducíase todo su contenido a pintar a nuestra metrópoli sumamente apurada y dividida; ponde– rar las ventajas de los insurgentes del Río de la Plata, y las otras provincias sublevadas; la decisión general de los habitantes de la

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