Memorias, diarios y crónicas

414 JUAN JOSE ALCON nos tiros de artillería y fusil que le hicieron los enemigos embosca– dos en la otra banda. A su estruendo se destacó una compañía de granaderos que la sostuviese, y después de un corto fuego, con el que obligó a los rebeldes a replegarse a las cumbres, se reunió el campamento que situamos en un recodo abrigado, e inmediato a la misma angostura con la precaución necesaria. El siguiente 6 se mantuvieron los enemigos en la misma posi– ción, teniendo su artillería bien avanzada para poder ofendemos, por lo que se tomó la dirección para Pucará a distancia del camino, y aunque con alguna pequeña incomodidad llegó todo el ejército al pueblo en buena hora. Enfrente de él por la banda, y sobre la orilla del mismo río, tenían los insurgentes a la vista un campamento en tres divisiones, con 100 tiendas poco más o menos cada una; desde él nos hicieron luego que nos divisaron algunos tiros de cañón y fusil, que fueron contestados por nosotros sin efecto, ni desgracia particular. Es el río bastante caudaloso, e invadeable especialmente en esta estación; por lo que dispuso el General que se construyesen al– gunas balsas grandes, para transportar el ejército; y habiéndose pues– to inmediatamente por otra, se hallaban concluidas el 8 por la tar– de algunas bastante regulares. A pesar de las estrechas órdenes del General, y de la vigilancia de los jefes y oficiales, no pudo evitarse el que en estos dos días intermedios saliesen algunos individuos a las estancias inmediatas en solicitud de víveres; y como los enemigos contaban con la fe y vo– luntad de los naturales, fueron avisados, y lograron sorprendernos un sargento y algunos soldados. Desde la tarde del 7 y en todo el día del 8 se advirtió que iban llegando al campamento enemigo repetidas partidas de gente por la parte de Ayaviri; su artillería era ya también de más calibre que los días anteriores; y al mismo tiempo vimos que levantando su campo, lo retiró como a un cuarto de legua de distancia, a la falda de un cerro que teníamos al frente, y dominaba toda la pampa del río. De todos estos antecedentes infirió el General que su objeto era atacarnos a pie firme en el paso de éste con toda su fuerza reuni– da, y con las superiores ventajas que le daban su situación y nume– rosa artillería; lance que no hubiera dejado de ser para nosotros bastante arriesgado y peligroso, por la grande dificultad que ofrecía en su tránsito el mismo caudal e impetuosa corriente del río; y mu-

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