Memorias, diarios y crónicas

448 llJANUEL PARDO Y RIVADENEIRA nientes para evitar el golpe que le anunciaban los delatores y así aunque se agolpó después de las siete de aquella noche una masa considerable de pueblo a la entrada de la plaza mayor, por el puente de la Merced, donde se halla situado el cuartel, se contuvo al principio con exhortaciones políticas y urbanas del Gobernador que era entonces el brigadier don Martín Concha, pero persuadidos los que alarmaban al pueblo de que esta conducta era efecto de la debilidad del Gobierno, los animaban más en su empresa gritando ADENTRO ADENTRO, tirando piedras, lo que puso a un piquete de diez hombres, que desde las siete de la noche se hallaba en aquel punto, en la necesidad de hacer algún fuego, de cuyas resul– tas han muerto tres personas. Al siguiente día congregado el Cabildo Constitucional ofici_ó con el Gobierno pretendiendo acriminar la conducta que había teni– do en la noche antecedente y la de las patrullas de vecinos honra– dos, y ministros de que se ha hablado al que contestó con firmeza el Gobernador (7); sin embargo no por eso dejó el Alcalde de pri– mera elección Teniente Coronel don Martín Valer, excitado por el Agente Fiscal don Agustín Ampuero, y dirigido por el Abogado Arellano de formar una especie de sumario contra el Gobierno por las muertes de la ya dicha noche la que no parece y se pone por equivalente la certificación del actuario que lo ha sido de ella Car– los Rodríguez de Ledesma (8) lo que se ejecutaba con el mayor calor, designando a los muertos con el nombre de mártires de la Patria, bajo del cual se la ha hecho, después de instalado el Gobier– no Revolucionario una famosa función fúnebre en el propio día en que cumplió el año su martirio concediendo el Reverendo Obispo ochenta días de indulgencia a los que la oyesen. Instruido el Superior Gobierno de Lima, por este subalterno, y por algunos Ministros del Tribunal de todos los acaecimientos ex– puestos, y de los sujetos que habían influido más en ellos, se orde– nó por el Excelentísimo señor Virrey la comparescencia en aquella Capital de los citados Valer, Arellano y Ampuero, que se verificó en últimos de enero del siguiente año en cuyo tiempo se hallaban presos por las delaciones de infidencia, además de Gabriel Béjar, Juan Carbajal, y Vicente Angulo, José hermano de éste, '.\lanuel Hurtado de i\lendoza, y el Vicario del Triunfo don José Feijó, de los cuales éste y el Vicente Angulo pidieron su libertad bajo fianza a aquella comandancia general, en donde se le había formado la causa cuyo proceso se hallaba entonces en la Audiencia de Lima

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