Memorias, diarios y crónicas

llllll!OIU.\ SOBRE 1 A REVOLUCION DE 181-f para la comunicación del contagio a las provincias de Tarma, y Huancavelica por la mala disposición d~ los ánimos en la de Huamanga. El mariscal de campo don Joaquín de la Pezuela general en jefe del ejército del Rey, situado entonces en las inmediaciones de Potosí, enterado de la sublevación del Cuzco pero sin saber las medidas que tomaba el Virrey para restablecer allí el orden, b ien persuadido de la importancia de ella, no sólo en lo general por lo respectivo a la causa <lel Estado, sino también en particular por la conservación y seguridad del ejército de su mando; dispuso que su segundo el mariscal de campo don Juan Ramírez con una división de mil ochocientos hombres cuzqueños que se ofrecían gustosos a lavar la mancha de su provincia, marchase a oponerse a los progre– sos del nuevo sistema destructor y a imponer a sus actores la ley que merecían. A la llegada de Ramírez a las inmediaciones de la ciudad de La Paz, ya se hallaba dominada ésta por el cuerpo de tropas insur– gentes, que a este intento, y al de ganar la capital de Puno, habían remitido desde el Cuzco, pero la completa victoria que sobre ellos ganó esta división, en un pasaje llamado Chaclaltaya, facilitó la entrada en La Paz y poco después en la villa de Puno sin la menor oposición, desde donde determinó pasar a la ciudad de Arequipa por hallarse allí la mayor parte de la fuerza de los rebeldes, que con la sola noticia de la aproximación de la división del ejército del Rey se dispersaron del todo, sin atreverse a entrar en acción, con lo que no hubo ningún estorbo para la entrada en Arequipa, en cuya capital y su provincia se restableció luego el orden, pon iendo al cargo de sujetos de confianza la conservación de él y una fuerza proporcionada. Logrado esto y el que las tropas se vistiesen, y descansasen en mediados de febrero, que es lo más fuerte de la estación de aguas, resolvió el General Ramírez marchar con su división a la ciudad del Cuzco, pero los rebeldes que contaban con esta marcha, y que se podía ya llamar decisiva la acción que les esperaba trataron con tiempo de reunir todas las fuerzas para oponérsele a su paso, lo que efectivamente ejecutaron, juntando más de veinticinco mil hom– bres entre honderos, lanceros y fusileros en las inmediaciones del Río de Humachiri cerca del pueblo de Pucará, al mando de Vicente Angulo, y de Pumacahua, en donde los derrotó del todo la división de Ramírez y los puso en una dispersión general haciendo prisione-

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