Memorias, diarios y crónicas

'1Fl\!ORIA SOORF l.\ REVOLUCION DE 1814 459 [DOCUi'vlENTOS SUSTENTA TORIOS] (1). Un sello que dice: Hispaniarum Re:x. Carolus I V, D. C. .\luy Ilustre señor Presidente: Los ciudadanos del Cuzco que aquí firmamos ante US. en for– ma legal y con aquella acción anexa al pueblo, hacemos la expre– sión siguiente: cuando el eco de la Nación en toda su soberanía exigido en Ley Constitucional, había de ser el Redentor político de la humanidad deprimida por la arbitrariedad, ignorancia, e injusticia esperaba este pueblo con laudable impaciencia, el momento feliz de su inauguración y cumplimiento. Llegada la Constitución a la capital de Lima en el mes de setiembre, arribó a ésta del Cuzco en nueve del presente diciembre, angustiado el término por la misma consti– tución, pues, ordena que en el último mes del año, haga el pueblo el ejercicio de su autoridad originaria, transmitiéndola en los alcal– des, regidores, y síndicos que debe elegir; precisaba el gobierno a unas urgentísimas y prontas providencias que no eludiesen tan im– portante sanción, ni resistiesen al común respetable. Todo se habría expeditado desde el día diez para iniciar el año feliz, y obedecer a las Cortes. De otro modo ¿cómo, ni con qué tiempo se forma el censo de la ciudad que empadronando sus habitantes por parroquias para hacer el cupo de electores a cada una, se entresaquen los ciu– dadanos con voto? No es diligencia de un día, y aún resta la vota– ción de electores, y la elección de alcaldes y regidores. Tan to interés se ha propuesto, y ha cuidado el cabildo en con– gregaciones afanosas diarias y nocturnas, de refrescos, tonos y comi– das de una pueril inteligencia de solemnizar la jura como lo man– dan las Cortes. Pero, todo mal entendido: ellas han ordenarlo y arbitrado toda la solemnidad necesaria, delineando hasta sus míni– mas circunstancias en seis artículos por decreto de dieciocho de marzo del presente año, que se halla después de fojas cincuentaidos del cuaderno de la Constitución. Con sólo observar este decreto, estaba todo hecho, mucho más, cuando las circunstancias de notoria escasez en el Cuzco, no abren campo para una pompa y profusión superior a sus fuerzas. La mayor y mejor solemnidad, es dar cum– plimiento y pronta ejecución a la Ley fundamental de la Nación: la solemnidad no consiste en el aparato accidental equívoco entre el placer y la lisonja, sino en las pruebas patéticas del amor y volun-

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