Memorias, diarios y crónicas

468 J\IANUEL PARDO Y RIVADENEIRA punto de la riqueza que me manda, pero el tiempo hará ver que supe conservar esta Provincia libre de irrupcio nes a costa de mis aflicciones y abatimientos. Son muchos los que aborrecen mi graduación, los que desco– nocen mis servicios, los que odian mi mando por mi naturaleza índ ica, sólo la justificación de Vuecencia será el que los mira con atención , he determinado remitir a Vuecencia dichos autos, tanto para que se imponga de ellos, como porque, como aun su autoridad superior ya intentan desconocer con el escudo de la Constitución, que sólo la quieren hacer cumplir en lo que les conviene, y en lo que no se alejan de ella, y porque no hay Juez imparcial quien pueda continuar en su conocimiento por la traba que hay entre los del presente Ayuntamiento formado con los vicios que ya recono.ce– rá la alta penetración d e Vuecencia. Coteje Vuecencia los conceptos de los recursos que se le han hecho con los pasquines que pusieron, la diligencia de haberse for– zado el cuartel general, las fianzas y las proclamas esparcidas por Arellano, y sacará toda la maniobra de este hombre ansioso de o btener empleos concejiles ; en su vista Vuecencia tomará las provi– dencias que su superior rectitud considere oportunas para la mayor seguridad de esta provincia, o como sea de más grado. Nuestro Señor guarde la importante vida de Vuecencia los muchos años que deseo. Cuzco, abril veintiseis de mil ochocientos trece. Excelentísimo señor.- Mateo García Pumacahua. (4). Muy ilustre señor Presidente. La orden de VE. al efecto de que reproduzca la denuncia del asalto que intentaron hacer al cuartel la noche del nueve de octu– bre de mil ochocientos trece los insurgentes Vicente Angulo, Ga– briel Béjar y Juan Carbajal, me trae a la vista el origen del lastimo– so cuadro de mis inauditos padecimientos. Pintarlos no es del caso, sino referir lo qu e sobre el particular me consultó l\tariano Zuviza– rreta. La noche del cinco del indicado mes se presentó en mi casa a las ocho y media, sobrecogido me lleva a hablar en secreto, y me anuncia que los dos primeros nombrados estaban en el proyecto de tomar el cuartel, para el que habían combinado al tercero, y se ha– llaban apoyados en José Agustín Chacón y Becerra, en su hijo el cura don Juan de Mata, en su familia, en el cura de la Catedral don Ildefonso Muñecas, en los oficiales que servían en el cuartel

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