Memorias, diarios y crónicas

1\!F.MORIA SOIJHE l.A HEVOI.UCION DE 181-f don !\latías Lovatón , don Marcelino Vargas, y otros cuyos nomb res no me acuerdo, y en varias personas que me aseguró ser de carácter y empleados. El asombro poseyó mi espíritu que entreveía la mu lti– tud de males que eran consiguientes a un aten tado tan criminal. Sin embargo de esta sorpresa examiné d e Zuvizarreta el p lan que ellos tenían premeditado, y se redujo a apoderarse del cuartel por entre– ga de los oficiales, y en caso de faltar ésta avanzand o la puerta de la sala de Armas con hachas y otros instrumentos, hacerse dueños de ellas, prender al Gobernador que lo era don Mar t ín Concha, lle– varlo al cuartel, y all í a la fuerza obligarle a que firmase órdenes a los subdelegados, que con tribuyesen al fomento de la revolución, prender a los Magistrados, a don Anto nio Zuviaga y de éstos sacar considerables sumas de d inero para con estos recursos progresar en su infame maldad. No se me ocul tó lo despreciable de los au tores de ella, pero trayendo a la vista que la p rimera convulsión de La Paz, fue ejecutada por un Morillo tan soez como éstos y cerciorado por el mismo Zuvizarreta de que no era tan ejecutivo, el inten to, le pedí que al día siguiente me presentase la lista de más de doscien– tos individuos apuntados para llevarlo a cabo. En efecto habiéndose visto conmigo sin traerme la relación ,, me asegura nuevamen te la determinación, y decisión en que se hallaban de verificar sus desig– nios, sm este documento que debía servirme para que Zuvizarreta hiciese la denuncia circunstanciada, y avisado por él de que Béjar a cuyas manos se hallaba se negó a dárselo con protesta juramentada de que si por alguna casualidad se sabía el proyecto todos los cons– piradores estaban juramentados para acabar con él y su familia habiéndome añadido que la confianza qu e tenían de que los porte– ños ganasen la acción que perdieron entonces en Vilcapujio er a u n estímulo poderoso que los agitaba a no dejar sin efecto su s miras. Empeñé a Zuvizarreta a que hiciese la denuncia como hablado por los autores, y puesto en la lista según me asegura para la empresa. Renitente a verificarlo, y yo sin más datos que éstos, ni otro com– probante que el de Zuvizarreta obligué a éste a que de su puño y letra escribiese un aviso anónimo al señor Gobernador de las miras dichas, previniéndole que en ellas exigían tomase las medidas de seguridad en <'I cuartel a fin de evitar el golpe que amenazaban. Rubrica<l.1 esta carta por el mismo Zuvizarreta, se la hizo poner en mano propia del señor Concha, a cuya casa habiendo ido después de este acto a despacho me la manifestó; con este mo tivo le expu se que yo lo había d ictado, le referí cuan to llevo dicho, le agregué

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