Memorias, diarios y crónicas

\ll \!ORI \ SODlll 1 ,\ REVOT.UCIOI\ DE 181-~ 479 sentar la acta de este día o al menos tomar los apuntes de todo lo tratado. Durante esta diligencia, aprovechó el ti~mpo el recomendable señor Diputado doctor don Sebastián de la Paliza, suplicando con prudencia, y energía al señor Comandante de Armas, y a don :\lanuel Hurtado de :\len<loza, por el perdón general de todos los que se hallaban detenidos en el cuartel. Las corporaciones convinie– ron en esta benéfica obra, y ninguno omitió influir, con razones. y expresiones nacidas de lo íntimo de sus corazones, contestó el pri– mero generosamente, repitiendo que su objeto era arreglarse a la Sabia Constitución, que estaban perdonados, y que saldrían, instala– do el gobierno o junta sin novedad alguna; pero que los denuncian– tes don José Cáceres, don Mariano Zuvizarreta y don Mariano Arríaga, era preciso que pagasen su delito, como causantes del terri– ble estrago de Ja noche del cinco de noviembre último, así como él estaba pronto a sufrir la pena correspondiente probada la falsa denuncia de aquéllos. Tomó la voz don :\1anuel Hurtado de i\lendo– za y dijo: que nada importaba que muriesen dos o tres si se habían de salvar muchas vidas; hizo relación de sus padecimientos en la prisión dilatada, de sus trabajos y miserias de la arbitrariedad, y despotismo de las autoridades y del mal irremediable que causaron los denunciantes, esa lamentable noche del cinco de noviembre en que el cuartel asaltó a un pueblo inocente. El señor Paliza inte– rrumpió sus expresiones, haciéndole presente que esas miras eran sanguinarias e incompatibles con la Religión y Humanidad; siguió el doctor don :V1ariano Lorena, Abogado de los asuntos contenciosos del Ilustre Ayuntamiento, disuadiéndolo con principios del Derecho ;-.;atura! de nuestras leyes, y equidad logró el fruto no sólo de aquietarlo sino también de que ofreciese el perdón de los detenidos y su libertad, adhiriéndose a todo lo que el respetable Congreso quisiese disponer, y si fuese posible aún a que saliese el mismo señor Gobernador don ~1artín Concha a continuar con el mando. Ultimamente quedando acordes en todo lo tratado con sola calidad de que a los tres denunciantes arriba citados, se les forma– sen sus causas por los señores Alcaldes o los Jueces que se habían de establecer al día siguiente, y añadiendo que las mismas corpora– c10nes, se reuniesen a las nueve de la mañana para recibirles a aqué– llos el juramento debido, y acordar lo demás que se había de obrar en beneficio del público; con lo cual se concluyeron las sesiones de este día en que firmaron todos los señores que componían el Con-

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