Memorias, diarios y crónicas

OPERACIONES DE LA l\IARIN1\ ARGENTINA 497 Hiciéronse dos tentativas infructuosas contra los buques en el puerto del Callao. En uno de esos ataques hechos por los botes de la escuadrilla, el capitán Chitty se portó muy valientemente, abor– dando y capturando una lancha cañonera; desgraciadamente la en– contró encadenada a un buque muy grande, de la popa del cual le hicieron recio fuego hasta obligarlo a retirarse gravemente herido. La Hércules y la Trinidad tuvieron en esta ocasión 15 muertos y 6 heridos; el Ilalcón ninguno. Los españoles perdieron el Fuente Iler– mosa, buque grande que fue echado a pique por un proyectil de a 24, mientras la batería principal estuvo haciendo fuego por más de dos horas y se originaba en la ciudad del Callao la mayor confusión. La escuadrilla republicana continuó el bloqueo de este puerto por espacio de tres semanas, sin poder comunicarse ni una vez con los patriotas de tierra, ni procurarse provisión alguna. Y como gran cantidad de las embarcadas a la salida se hubieran echado a perder en el temporal del cabo de Ilornos, 3e resolvió seguir para Guaya– quil, ciudad que según informes del teniente coronel Vancgas, del ejército de Nueva Granada (que iba prisionero a Lima para ser juz– gado, a bordo de la Gobernadora, capturada por nosotros) estaba muy mal guarnecida y pronta a sublevarse así que se presentaba una favorable oportunidad Al llegar a la boca del río, todos los prisioneros, excepto capi– tanes y pasajeros, fueron desembarcados, con algunas provisiones, en una isla llamada el Mortejado, de la que inesperadamente se pasaron en balsas a la tierra firme. Como hubiese grandes esperanzas de que la ciudad se rindiera si se le atacaba inmediatamente, el comodoro Brown decidió no dejarles que se recobraran de la alarma de su repentina aparición. Dejó pues las presas, que eran siete, con la Hércules y el Ilalcón en la Puna, izó su gallardetón en el Trinidad, y acompañado de una goleta de pilotos (presa que habían armado), bien tripulados ambos, procedió a rer ontar el río. A medianoche del 8 de febrero ue 1816, fue atacado el primer fuerte, llamado de Punta Piedras y armado de doce cañones largos de 18 y 24; y como estaba muy mal defendido, en menos de una hora fue tomado y demolido, después de lo cual los buques siguie– ron a toda prisa para la ciudad. Al mediodía siguiente llegaron frente a otra batería, próxima a la ciudad, que montaba cuatro piezas de campaña de bronce de a 12 libras; pronto fue igualmente acallada y se destacaron a tierra botes con gente para clavar los cañones y con orden de regresar a

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