Memorias, diarios y crónicas

NOTICIA SOBRE SU VIDA Y SERVICIOS 535 efecto, viéndome más sosegado, me dejaron y se fueron a sus ocu– paciones domésticas, hasta que llegó la hora de almorzar. Doña Jua– na Manuela fue al comedor para hacer poner la mesa; pero, cual sería la sorpresa que ella experimentó lo que vio mi cama sin tener las sábanas ajadas, que salió llena de admiración, y dijo: "Marta, ven y verás la cama que le pusimos al porteño que está como si recién se hubiese hecho". En efecto, la cama estaba en este estado, y ellas me preguntaron por qué causa no había dormido en ésta. Entonces les conté lo que me había sucedido, y el medio único que encontré para descansar. Todas se quedaron admiradas de que hubiese dormido en el suelo duro y no en una blanda cama; pero esto no es de extrañarse, pues no he sido el primero a quien le haya sucedido esto mismo. iMuchos habrá, que lean estas memo– rias, que dirán: a mí me ha sucedido lo mismo! Luego que estuvo la mesa puesta, pasamos al comedor a tomar el desayuno, girando la conversación sobre mil preguntas que me hicieron de nuevo sobre mi patria y mi familia; como asimismo del ejército. A todas contestaba llenando el objeto de curiosidad que les movía al hacerme éstas, y creía que quedaban satisfechas de mis contestaciones. Después de la comida, que duró un largo tiempo, se habló sobre diversos asuntos, y muy particularmente sobre los últimos contrastes que había sufrido el ejército patriota. En esta parte, no dejé de tomar la defensa que me era permitida, sin faltar a los de– beres de la hospitalidad a que ya era deudor a esta familia para mí respetable. Así fue, que con el pulso que permitían mis pocos años, y sin herir en lo más mínimo el amor propio de los que estaban bajo la dominación del rey de España, defendí y aun sostuve, cier– tos errores que éstas sostenían por lo que les habían escrito o por lo que oían de nuestros enemigos. Me es forzoso decir, para que los que lean estas memo rias, no se persuadan que esta familia era enemiga de los patriotas, todo lo contrario, eran muy adictas al sistema de independencia, y aun ha· bían hecho algunos servicios a esta causa; pero, sin relaciones que les diesen noticias exactas de los acontecimientos que tenían lugar a una larga distancia de esta villa, los informes venían muy diferentes, cuando no eran desfigurados en sus hechos. Ahora, pues, que se conoce el modo de pensar de esta familia, no se crea que su con– versación en la mesa tuviese el objeto de humillarme o zaherirme por ser patriota. Sólo tuvo ésta el objeto de explanar la verdad y

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