Memorias, diarios y crónicas

NOTICIA SOBRE SU VIDA Y SERVICIOS 539 posee sobre ti otros títulos que los del agradecimiento; pero que cuando ella entre a contrariar tus deseos, olvidarás la gratitud que a esta señora debes, y te arrojarás sin freno alguno, en medio de esas pasiones. ¿y que será entonces de ti, sin medios de subsistencia? No lo sé, pero voy a hacerte esta reflexión. "Roto el primer eslabón que a esta señora te ligaba, cual era la gratitud, ella también se olvidará de ti, porque nadie hace sacrifi– cios para acarrearse ingratos; y entonces, ¿qué harás tú en un país extraño, sin parientes ni amigos, que se conduelan de ti y te levan– ten en tu desgracia? Porque llegado este caso, que yo lo dudo, porque tu corazón ya está formado, pero todo debe temerse en la juventud, ¿crees que encontrarías quien te quisiese socorrer y darte la mano? "No lo creas, Isidro, todos te mirarían con desprecio, y quién sabe cuál sería entonces tu infeliz suerte, pues estoy seguro que nadie querría tenderte su mano bienhechora para sacarte de en me– dio de tus pasiones a que te verías precipitado por falta de una persona a quien tú respetases. A pesar de que tu carácter es muy bueno y fácil de poderse dirigir; pero para ello, era preciso que la persona que a tu lado estuviese, reuniese tu aprecio y el respeto a la vez. No será así, siguiendo tu suerte de prisionero. "Entre tus compañeros hallarás amigos que te dirijan y que en nuestra prisión podrás acabar de perfeccionarte en lo que te falta que saber para que seas un buen jefe o buen ciudadano con el tiempo; a más, allí tus pasiones, cuando se desarrollen, no te serán funestas; y cuando salgas en libertad serás un joven que le hará ho– nor al cuerpo que le quepa la suerte de contarte entre el número de sus oficiales distinguidos. Tal es mi modo de ver las cosas. Así es, que te pronostico un feliz porvenir. Te digo esto, porque duran– te el tiempo que has estadb en el regimiento, me ha llamado la atención tu juventud, te he observado muy de cerca sin que tú lo pudieses notar, y siempre he dicho a mis compañeros que con el tiempo, tú serías uno de los oficiales que harían honor al regimien– to; pues, tu conducta irreprensible te hacía acreedor al aprecio y consideración de tus jefes y compañeros; a más, que desde que es– tamos prisioneros, tu conducta y acciones, no desdicen en nada a la idea que de ti me he formado. Ya te he abierto mi corazón y mi modo de ver las cosas. Ilaz tú lo que mejor te parezca; quédate si quieres, o sigue la suerte de tus compañeros". Concluidas estas justas reflexiones, nacidas de un sincero carü'\o

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