Memorias, diarios y crónicas

J\OTICL\ SOBRE SU VIOA Y SERVICIOS 549 Lo saludé y bajé al entrepuente, donde mis compañeros me preguntaron por qué me había tardado tanto tiempo. Les hice una referencia de lo que dejo dicho, y me manifestaron que había he– cho muy bien en contestarle de ese modo. Nos dieron la orden para desembarcamos. Liamos nuestros po– cos trapos y subimos. Nos fueron llamando por nuestros nombres y embarcándonos en las lanchas que estaban al costado de la fragata. Al poner el pie en éstas, fuimos insultados de un modo torpe y brutal por la tripulación, al extremo qu e el teniente Alvarez hubo de ser apaleado con los remos, si no da la casualidad de que un oficial de los que venían de pasaje en la fragata, lo salvó, imponien– do silencio a aquella chusma. Desembarcados todos, nos llevaron al muelle, en donde nos esperaban mayores insultos. Lo que bajamos a tierra, principiaron nuevos insultos de la chusma que se había reunido a vemos y también algunas pedradas que nos dirigieron, hasta que nos entregaron a dos compañías del regimiento Cantabria, para que nos condujesen a Casas-::-.Iatas. Lo que emprendimos la marcha, el populacho nos tiró pedradas. El ca– pitán que nos conducía mandó cargar las armas y dio orden a Ja tropa que al primero que tirase una piedra, le pegasen un balazo. Cesó el furor de esta chusma con Ja orden tan terminantemen– te dada; mas no por esto nos libramos de los insultos. Al salir del pueblo, se aproximó a mí un mulato alto y me dio una trompada, y el soldado que tenía a mi costado derecho, así que vio la acción de éste, le pegó tan fuerte culatazo con su fusil en el pecho, que quedó tendido en el suelo, echando sangre por boca y narices. El soldado me dijo entonces: "No tenga cuidado, caballerito, que si algún otro se atreve a tocarlo, le firmaré un pasaporte para el otro mundo, y con libre entrada para el infierno". "No hago más que cumplir con mi deber, caballerito, como lo haría usted si yo fuese su prisionero". "Tiene usted razón, señor, de juzgarme de ese modo". El que es caballero en la desgracia, lo es mucho más en la prosperidad. Y hoy por tí, y por mí mañana. Entramos al castillo y nos metimos en Casas-::-.1atas. Lo que entramos a esta prisión fuimos abrazados por nuestros compañeros de infortunio, en donde hallé una porción de jóvenes que sus fami-

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