Memorias, diarios y crónicas

CAMPAÑAS DEL EJ ERCITO DE LOS ANDES 163 orden. Los alcanzó la vanguardia de las tropas libertadoras y sm cesar la marcha los atacó en Curupaligüe, obligándolos a que en fuga precipitada se refugiasen a la ciudad de Concepción. Allí fueron segunda vez batidos en el cerro Pelado forzándolos a ence– rrarse en los muros de Talcahuano. Se tomó posesión de la capital de Penco y los descendientes de Caupolicán y de Lautaro vieron con placer flamear el pabellón bicolor en el lugar donde por trescientos años había existido el león que devoró a sus padres y a sus abuelos. Otra pequeña división marchó sobre Arauco, repasó el Bío- Bío (1) y venció en Carampangué. Las tropas vencedoras necesitaban algún descanso, pues habían marchado sin parar desde la otra parte de los Andes hasta las márgenes de los mares del sur. En este corto intervalo los españoles replegaron sus guarnicio– nes a las fronteras de Talcahuano y en número superior salieron a invadir a los de afuera. En el cerro del Gavilán se empeño un choque sangriento (2). Superó al fin el valor argentino, y los enemigos fueron deshechos y perseguidos hasta los fosos de sus inexpugnables trincheras. Se es-trechó entonces de un modo riguroso el sitio de la plaza. Se acamparon las tropas al alcance de las baterías. Un tiroteo diario y continuado se efectuaba recíprocamente. Los españoles tuvieron nuevos refuerzos, pero no fueron osados a salir de los portones afuera. Un general extranjero se incorporó al servicio del ejército de los Andes. Este concibió el proyecto brusco de asaltar la plaza, sin otros útiles que los pechos de los sitiadores. Se mandó ejecutar y se llevó a efecto hasta donde pudo el esfuerzo humano (3). Se salvaron los primeros fosos y estacadas; se acuchillaron las guarni– ciones de las baterías, pero era imposible penetrar más adelante. Un fuego horroroso y destructor se sufría al descubierto. Era preciso dejar aquel puesto. Se hizo, pues, la retirada en orden y se ocuparon las antiguas posiciones. Mientras esta división sitiaba a este Gibraltar de América, la (1) Río navegable, que divide la provincia de Penco de la de Arauco. (2) Esta acción fue el 31 de mayo de 1817. (No: fue el cinco. f. Espejo). (3) Este asalto fue el 6 de diciembre de 1817.

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