Memorias, diarios y crónicas

CAMPAÑAS DEL E J ERCITO DE LOS ANDES 167 voto de todos los pueblos (1). Con esa laudable resolución se decretó de nuevo el extermm10 del poder español. Se pusieron en actividad los elementos para abrir otra campaña más terrible. Se acantonó el ejército en un lugar propio para asambleas; activó sus ejercicios, se puso en disciplina severa y se preparó para marchar. El gobierno de Chile tomó a su cargo la nueva empresa (2). La escuadra y los correspondientes transportes estaban prontos en Valparaíso para dar a la vela. El ejército chileno debía marchar unido al de los Andes a las órdenes del general de éste. Todo se ejecutó con rapidez; y en pocos días estuvieron las tropas embarcadas. o se arrojaron los franceses al Egipto con más valentía que lo hicieron los argentinos y chilenos (3) atravesando el Pacífico para saltar sobre las áridas y mortíferas costas del Perú. Aquí fue preciso vencer los elementos, habituarse con la peste, la fiebre, el clima insano y la misma muerte. Todo presentaba un aspecto horroroso; pero el valor y el patriotismo fue superior a todo. El ejército pisó en la tierra de Manco Capac. Su audacia espantó al virrey de Lima. Una división empezó sus operaciones desde Pisco; penetró al momento por el interior; ocupó a lea; batió a los enemigos en la Nazca; traspasó los Andes; rindió otra división en Paseo y descendió a reunirse al ejército en el norte de Lima. La caballería tuvo otro ensayo en Chancay, batió con un tercio menos de fuerza a los mejores escuadrones del rey. El todo del ejército se situó en Huaura. La peste destruía la expedición; se peleaba más con el clima y la naturaleza que con los españoles. Sólo el valor podía arrostrar tantos obstáculos. Las columnas se disminuían de soldados viejos; pero se aumentaban con mayor número de reclutas a fuerza de un trabajo constante. Los prisione- (1) Esta conducta hará honor eterno a esos héroes que no se mezclaron en la guerra civil; y evitaron que se tiñesen sus armas gloriosas en la sangre de sus conciudadanos, prefiriendo clavarlas en el corazón de los españoles para libertar el patrio suelo. (2) El gobierno argentino había anticipado doscientos mil pesos para esta expedición. (3) Se empezó y concluyó el embarco en los días 18 y 19 de agosto de 1820.

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