Memorias, diarios y crónicas

6 FRANCISCO JAVI ER MARIATECUI pesar de las ba1Teras que el despotismo le opone; y esto lo probó la América después de su gloriosa emancipación. ANOTACION 11. juicio errado del autor sobre el virrey Abascal. "El prudente Abascal con su firmeza pudo sofocar algunas revoluciones, moderar otras, y aplazar no pocas". (1) Esta opinión del autor es muy absoluta, sin fundamento y muy contraria a la verdad. Abascal no fue prudente, fue egoísta, y gracias a ese egoísmo no adoptó el plan que un magistrado español propuso como medio para desbaratar los de los independientes. He aquí hechos que es preciso tengan muy presentes los que quieran escribir con acierto la Historia Americana de nuestra época. El año de 1810 fue fecundo en revoluciones que tuvieron lugar en las colonias españolas: Quito, Buenos Aires, Chile y Cara– cas se levantaron, crearon juntas de gobierno a la manera de las erigidas en la Península, y en todas se reconoció a Fernando VII, se protestó fidelidad a la España, y se proclamó el principio de que todo americano tenía los mismos derechos que los peninsulares. Abascal fue abrumado con tan repetidas y alarmantes noticias; hombre de talento, no pudo dejar de conocer, que la independencia sería la consecuencia inmediata de esos pronunciamientos. Aceptar– los con la esperanza de salvar a la península de la pérdida que iba a resultarle, introduciendo en todas las ciudades y provincias revolu– cionadas el elemento español, y sacar así ventajas, o sofocar los movimientos con las armas y derramando sangre, era la triste disyuntiva en que el virrey se hallaba colocado. Nada quiso resolver por sí; convocó una junta a la que asistieron los militares de alta graduación y las autoridades como la Audiencia; particulares que correspondían al Tribunal del Consulado y el M. R. Arzobispo de esta Diócesis; sólo concurrió un americano que lo fue el Brigadier Villalta, a quien no podían dejar de llamar, porque pertenecía al ejército y había tenido mucha parte en sofocar la revolución de Túpac Amaru. l. Así se expresa el autor en la pagina 16. [Mariátegui al acotar a Paz Soldán, hace una transposición de las palabras, la que no altera el sentido de lo transcrito].

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