Memorias, diarios y crónicas

12 FRANCISCO JAVIER MARIATEGUI ñol, fue patriota y republicano; el castigo que se le impuso fue, pues, po rque no quería sufrir el despo tismo. La lección y la advertencia era contra los limeños liberales, patriotas y republicanos. Se propuso Monteagudo hacerlos temblar, pero no temblaron; que doblasen la coyunda a la monarquía que se les preparaba, al despotismo que se ensayaba y por el contrario supieron a qué atenerse y que tenían que emprender una lucha para ser libres y republicanos. ANOTACION I V. Errores del autor sobre la conducta del enviado chileno. En el año de 1823 el Gobierno chileno acreditó cerca del Perú a un ministro público que lo fue D. J oaquín Campino. Este diplo– mático publicó las instrucciones que su Gobierno diera al general del ejército expedicionario, y esa pub licación tuvo por objeto mos– trar a los peruanos, que San Martín no hab ía cumplido con las órdenes que se le impartieron. Llegó la referida publicación a manos del interesado, y entonces no pudo decir: "mi conducta fue conforme a esas instrucciones", porque para demostrar lo contrario eran notorios y estaban al alcance de todos los hechos recientes. Negó haberlas recibido, y dijo en sustancia, en su comunicación fechada en Mendoza en 28 de J ulio, y dirigida al ed itor de El Correo Mercantil de esta capital: que no eran ciertas esas instruccio– nes, que el diplomático chileno había supuesto; que protestaba no haberlas recibido, y que lo que le habían ordenado los gobiernos chileno y argentino era, que marchase a libertar a los peruanos sus hermanos. Puede verse esto en la historia de Paz Soldán; hay pues dos aseveraciones que se contradicen, la del Gobierno chileno, que por su enviado publicó las instrucciones y sostuvo y aseguró que las dio al general de la expedición, y la de éste que afirma no haberlas recibido. ¿A cual de los dos asertos daremos crédito? ¿Al del Gobierno chileno o al del general del ejército? Es preciso fijarse en uno y creerle, valiéndose para ello de las reglas de una sana crítica. El autor torna un término medio, y cree que el Senado daría las instrucciones, pero que no se entregarían por O'Iliggins a San Martín, temeroso de que éste se ofendiera. Si po ne en duda que las instrucciones se dieron, cuando usa de esta frase: "El Senado daría

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