Memorias, diarios y crónicas

ANOTACIONES A LA HISTORIA DEL PERU INDEPENDIENTE 29 Simón, y de allí a otros puntos. Todos ellos salieron de la ciudad y se unieron al Ejército Libertador, habiendo los numantinos sido incorporados en sus puestos. Malogrado el movimiento, no se desanimaron los patriotas y continuaron sus trabajos; y habiendo necesidad de ganar más oficia– les, el arrojo y valentía de D. Joaquín Paredes proporcionó uno que fue decisivo. La casualidad hizo que el autor de estas noticias presenciase el lance. Paredes no era padre del Oratorio como lo sostiene Paz Soldán. Tampoco lo era el Dr. Mariano José de Arce. El primero fue cura en el obispado de Quito, su patria. Buen americano, se comprometió en la revolución del año de 10, y sofocada ésta tuvo que fugar y que asilarse en esta ciudad, en la que permaneció sin ser molestado. El segundo fue arequipeño, se comprometió en la revolución de Pumacahua y terminada y sofoca– da se ocultó en Camaná. Tomado allí preso, cuando el primer furor había calmado, fue remitido a esta capital y puesto en el convento de San Pedro que era la cárcel de los clérigos. En esta casa encontró patriotas, se hizo de amigos, y unos versos que escribió a Da. Ramona Abascal, hija del Virrey, le valieron salir de la prisión y que fuese a vivir con Paredes. No tenían criados y su casa era lo más aparente para esconder a los perseguidos. Uno de éstos, D. Rafael Cuervo, fue puesto por el que esto escribe en casa de Paredes, y se encontró con ellos cuando tocó la puerta de la calle, que siempre estaba cerrada, el capitán numantino Don Tomás He– res. Entrados Cuervo y yo a un cuarto inmediato, o ímos ambos la conversación habida entre el militar y el patriota. Procuraré relatar el diálogo y usar de los propios términos de los interlocutores y de las metáforas que usaba Paredes en sus conversaciones. Militar- Mi Abatucho (este dictado le aplicaba siempre a Pare– des cuando hablaba con él) el batallón está movido, hay quienes lo seducen, trato de imponerme de todo, e impuesto, lo comunicaré al coronel Delgado para que ponga remedio. Paisano- Hará U. muy mal, se dañará U., no será posible a sus amigos salvarlo. Los españoles están muy mal parados. Mil.- U. se equivoca; los mal parados son los patriotas, los insurgentes; a San Martín no le queda otro medio de salvación que regresar a Chile; y en Chile lo buscaremos, y lo arroj aremos al otro lado de la Cordillera, y sucumbirán las provincias del Río de la Plata.

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