Memorias, diarios y crónicas

ANOTACIONES A LA HISTORIA DEL P ERU INDEPENDIENTE 31 pronto a secundar los planes, a ponerse de acuerdo con los compro– metidos. Me aseguró, que al siguiente día me buscaría el mismo Heres para que yo, que sabía sobre " umancia" más que López AJdana y que Paredes, lo instruyese de todo. ~le negué a la entrevista y protesté ocultar todo, protestando no saber nada, si los oficiales comprometidos no convenían en que se diese participación a Heres. En la noche busqué a Lucena, quien no puso la menor dificultad, pero yo le exigi' que tomase el consentimiento del resto de los oficiales. Avisado en la mañana del día siguiente de que podía comuni– car lo que sabía, cuando fui buscado por Heres, le descubrí todo, le referí los pasos avanzados y le exigí que viese a Lucena. Con éste y con los otros oficiales tuvo Heres entrevista y conoció la disposición del batallón. Heres entonces marchó a Aznapuquio, cuartel general de los españoles, después de dejar en ésta asegurados sus papeles y equipaje y cumplió sus compromisos pasándose con el batallón al frente mismo de los enemigos de América. Tal fue el terror de éstos, tal su abatimiento, tanto influyó el paso alentando a los patriotas e infundiendo desconfianza en los españoles para con los americanos, que ya nos fue fácil llevar adelante el plan de seducción. Cuando el batallón "Numancia" llegó a Lima eran tropa y oficiales enemigos declarados, si se exceptuaban los pocos sargen– tos y soldados prisioneros que del banquillo, donde debieron ser fusilados, como ya otros lo habían sido, tuvieron que vestir la casaca de recluta. A Lima y a sus hijos se debió la conversión de este cuerpo. Ilabían notado los vecinos de la calle de Guadalupe que los soldados acuartelados en el convento buscaban comestibles en una chingana, propia de Da. Carmen Guzmán, y calcularon que una cocina con un salón para que comiesen los cabos y sargentos, sería un lugar de reunión y también de seducción, y hablando sobre esto acordaron hacer que la Guzmán en la trastienda y en un gran corralón que existía en la trasera, estableciese una especie de fonda. La Guzmán era patriota y adoptó lo que se le propuso y habilitó el comedor y cocina y un cuarto para los oficiales con todos los útiles necesarios para que comiesen. Se le proporcionaron para esto los fondos. En este local del que no podían recelar nada los jefes del cuerpo y de donde otros oficiales se hacían llevar la comida, local que mas bien fomentaron, se infundieron las ideas de lndependen-

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