Memorias, diarios y crónicas

38 FRANCISCO JAVIER MARIATECUI pudimos sacar ventajas de la ciencia, genio y bravura del marino a quien tan mal trata D. i\lariano Felipe. ANOTACION IX Error del autor sobre introducción de armas al interior por Arena– les. - Sobre altas del Ejército Libertador. - Asedio de Lima. - Gue– rrillero Quiroz. - Otras equivocaciones. Como de paso sostiene el autor dos asercio nes, de las que la primera no tiene fundamento, y la segunda no está suficientemente explicada. Es la primera, qu e el General Arenales surtió en su marcha de armas y municiones a los patriotas del interior; y la segunda, que el ejército en Huacho recibía diariamente altas, que se presentaban de los que se le pasaban del rey, dando a entender, que eran de esta capital. Yo expondré lo que hay de cierto sobre el particular, y lo haré porque de ello tengo ciencia cierta. El General Arenales emprendió una marcha de exploración sufriendo los males consiguientes al que camina rodeado de fuerzas enemigas y por países en que las autoridades le son contrarias y les retira, por consiguiente, los recursos de movilidad. Salió de lea, lugar de puros agricultores, de viñateros los más, de escasos pastos y en donde no hay más bestias que las precisas y en donde escasean las de carga. No pudo llevar cajones de armamento, diremos más, no debió llevarlos. Los exponía, y en vez de armas a los patriotas se arriesgaba a armar a los realistas. Tan cierto es esto, que el Virrey Pezuela y los j efes de su ejército contaban entonces como seguro el triunfo y aun así lo refiere el mismo señor Paz Soldán. La corres– pondencia de Ricafort, la de los otros jefes que obraron sobre Arenales y las insufribles jactancias de los comerciantes de esta capital, así lo mostraban. Verdad es que San Martín levantó su ejército con los peruanos que se le enrolaban; pero también es cierto que esas altas no eran del Ejército Real; eran reemplazos mandados del Norte, de los heroicos pueblos que componen hoy los departamentos de Ancash, Libertad, Piura, Cajamarca, Amazonas, pueblos que dos veces hicie– ron cuanto pudieron por salvar el Perú, en 1820, cuando San ~tartín desembarcó en Huacho, y en 1824 cuando Moyano entregó a l Rey los Castillos.

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