Memorias, diarios y crónicas

ANOTACIONES A LA HISTORIA DEL P ERU INDEP ENDIENTE 43 bien perjudicó . Lo que los patriotas tienen que agradecerle es que no los hubiese vendido . Santalla fue hombre dominado por una sola pasión, el dinero, y quería enriquecerse a toda costa y por todos los medios posibles. Creyó que el juego era el más fácil y el más productivo, y jugaba para enriquecerse. El Dr. Don Fernando Urquiaga le conocía este lado débil, y creyó que se prestaría a todo tocándole lo que le ser ía sensible, y por esto se preparó a hablarle y le habló. No lo habría hecho, ni se habría expuesto, como se expuso y ahorrado algunas onzas, si habla antes con el que esto escribe y le comunica su plan. En una noche perdió Santalla y quedó debiendo una fuerte cantidad de onzas; maldijo su suerte, se enfureció , y casi todos huyeron de él como de un apestado. Pocos quedaron, y el Dr. Urquiaga fue de esos pocos, y lo hizo porque creyó llegada la hora de hablarle y comprometerlo. Le asegu ró que estaba pobre porque quería, y que en su mano estaba ganar una muy fuerte suma si ayudaba a los patriotas a sacudir el yugo que los oprimía y libertarlos sublevándose en los Castillos. Le ofreció a nombre de San Martín doscientos mil pesos y una renta vitalicia en el Perú o en Eu ropa. Santalla ofreció meditar el plan y contestar, y quedó Urquiaga muy complacido del paso que había dado, y aguardó la respuesta definitiva para darnos aviso y para que escribiésemos al General. San talla meditó a sus solas y vio que la suerte le propor– cionaba el modo de sacar plata con palabras y ofrecimientos y sin comprometerse con el Gobierno a quien servía; y contestando a su p rovocador, todo lo ofreció de su parte, pero poniendo dificultades y asegurando que no era cosa que deb ía precipitarse, sino madurar– se, el buscar secuaces que secundasen el plan y que no lo vendie– sen. Acompañó todo esto con dulces palabras y ofreció su consagra– ción a la causa que adoptaba y que se obligaba a seguir. La petición de dinero, que le fue dado por Urquiaga de su peculio, fue la determinación de su consagración y de sus futuros servicios. Urquiaga puso en noticia de López Aldana el paso dado con el español y el ofrecimiento de éste, y lo comunicó a quien tan empeñado estaba en conseguir la revolución en los castillos. López Aldana recibió la noticia bajo de palio, adoptó el plan y ofreció trabajar en ese sentido, y trabajó sin tino ni discernimiento. Partici– pado a Riva Agüero, oyó la relación con sorpresa, desconfió del éxito, temió que hubiese mala fe y perfidia en Santalla y protestó 535531

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